por Renzo Amenta
Giarre (CT) Italia 11apr2019.- Estaba visionando la Hojilla del día 6 de abril y Mario Silva hice una consideración muy certera: Guaidó es un estafador que busca dólares, que está estafando al pueblo y a sus mismos seguidores. Pero, añade que su gente continúa con él, a pesar de esto. Desarrollando los conceptos de esta forma de agregación política, sale una situación sociológica muy interesante.
Hablamos de la oposición como de una parte importante de la población, que se puede valorar alrededor de un 40% o poco más.
La primera estafa es hacer creer que los sufragios en Venezuela son ilegítimos, cuando no los favorecen, obvio.
La secunda estafa es hacer creer de ser solo ellos los nobles demócratas.
La tercera estafa es hacer creer que Maduro es un dictador, cruel y sanguinario y los colectivos son bandas armadas criminales.
La cuarta estafa es hacer creer al mundo de ser mayoría abrumadora.
Bajo estas premisas, resulta que, todos los adictos a la oposición son las víctimas, mientras que los chavistas, con sus colectivos, son los victimarios, los verdugos, los narcotraficantes, además amigos de Cuba, de Rusia y China, y peor aún se niegan a arrodillarse a los Estados Unidos.
Analizando la estructura y la componente social de la oposición, se evidencia que son,casi todos, los herederos de los viejos colonizadores, los que quieren mantener privilegios consolidados en siglos de dominio, como el derecho a mandar, a tener el poder, a decidir la vida o la muerte de los colonizados, de los indígenas, de la chusma. En su mayoría de origen europea, son refinados intelectuales salientes de la jesuita Universidad Católica Andrés Bello o da prestigiosas universidades extranjeras.Escuché a muchos italianos que vivían en Venezuela desde los tiempos de Marcos Pérez Jiménez, decir que eran ellos que habían levantado el País y que ahora, desde la llegada de Chávez, se sienten defraudados, perseguidos, acorralados. Pidiendo el porqué de esta situación, me contestaban siempre lo mismo, es decir que el gobierno limitaba sus libertades, que pretendía el pago de impuestos indebidos, que con los adecos y copeyanos se podía discutir, mientras que ahora era imposible. Para no hablar de los latifundios, muy a menudo tampoco respaldados por documentos legales. Esta es la clase que intenta, desde veinte años, regresar al poder, a la constitución del puntofijismo, al vasallaje de los Estados Unidos, al ejercicio tranquilo del poder, aplicando su extraña forma de democracia.
En esta Casta se incrusta también la Iglesia Católica.
Pero, a lado de esta elite, se encuentran otras dos categorías de personas, muy peculiares.
Seguramente ustedes alguna vez vieron películas ambientadas en la edad media. Muy a menudo, en estas actuaciones, hacen ver el dueño del castillo que tiene una fiesta, con todo tipo de comida sabrosa. En estos banquetes, siempre hay perros che andan entre los convidados, comiendo todo lo que cae en el piso. La comida es abundante, los huéspedes botaban los huesos con demasiada carne pegada y los perros están muy felices. Lamentablemente, existen también personas que actúan de esta manera, creyendo que, agradeciendo al dueño de turno, van a enriquecerse sin gran esfuerzo, sin demasiados sacrificios, y se creen iguales a los colonizadores. Estos son, como decía Lenin, aquellos esclavos que no tienen conciencia de ser esclavos y por lo tanto no harán nada para liberarse. En otro término se pudiera decir, a los hipotéticos libertadores, de no perder más tiempo, buscando de libertar a un esclavo contento de su condición, porque, una vez liberado, pasará toda su vida buscando otro amo. Chávez libertó todo un pueblo, enseñando el camino de la libertad, de la responsabilidad y del apego al País, para convertir el lugar Venezuela en la Nación Venezuela. Pero no todos lo agradecieron.
Durante una entrevista de Mario Silva a Atilio Borón, sociólogo y escritor Argentino, este cuenta un episodio acontecido en Caracas. Él estuvo en una marcha de Leopoldo López y entre la muchedumbre vio a un hombre que tenía buenos pantalones, buenos zapatos, una franela roja y una gorra con la bandera venezolana. Se acerca a esta persona y con una sonrisa le dije: “Ud. debe haberse equivocado de marcha, me parece que es chavista”. El hombre contesta de esta manera: “Es verdad, yo estuvo muy pobre, me dieron una casa, estudié en las misiones Robinson y Sucre y ahora soy un profesional, gano muy bien. El gobierno me dio todo eso, pero ahora que no soy más pobre, necesito de la ayuda de Leopoldo López para salir adelante”.
¡Simplemente sin comentario!
Esta es la esencia de esta franja de seguidores de Guaidó, que buscan elevarse hasta el olimpo de los VIP y repudian avergonzados, a sus orígenes. De hecho, lo único que quieren es mezclarse entre los colonizadores y ser canjeados por uno de ellos, siempre listos a pasar de un bando al otro, según el soplar del viento de los ganadores. El gobierno que le entregó una casa, que le dio estudios y asistencia médica gratis, ya no sirve y se buscan otros horizontes. Mejor alejarse de los marginales.
El tercer grupo de los seguidores de Guaidó son mercenarios, delincuentes comunes, marginales de verdad que se venden muy baratos. Estos son los peores, son los más violentos que matan y queman. Son venezolanos que viven al margen de la ley, colombianos y de otras etnias que no se integraron en Venezuela o que ingresan al país buscando “empleo” como paramilitares, guerreros de calle, utilizados como carne de cañón y como anónimos cabezas de choques.
Mientras que los chavistas buscan una base de entendimiento con la oposición, para qué participen de verdad al desarrollo del país, también con todas sus diferencias, ellos buscan deshacerse del chavismo y regresar al 1998.
El jesuita padre Mikel de Viana, en el año 2002, decía, con referencia a la Revolución Bolivariana, que “Ésta es la revolución de los miserables y sin intelectuales“. Por el contrario, evidentemente, la oposición se compone exclusivamente de “intelectuales” y los ”miserables” son simplemente utilizados y luego desechados.
¿Porque no quieren pelear en lo político, llevando a la sociedad venezolana nuevas propuestas de envergadura, demostrando al pueblo que sus propuestas son mucho más eficientes, que sus ideas son mejores de la que tiene el chavismo?
En la oposición militan, dicen ellos, los mejores cerebros del país, ¿entonces? ¿Porque no lo demuestran?
En democracia los aportes de las oposiciones son fundamentales para desarrollar una sociedad más justa y el pueblo puede medir directamente las diferentes propuestas, sin violencias, sin chantajes. Si de verdad la oposición cree de tener capacidades superiores, no debería tener miedo de demostrarlo con una actuación verdaderamente democrática, en las sedes institucionales, utilizando las leyes, pegándose a la constitución.
Se desperdiciaron veinte años, buscando una vía corta para ganar el poder, sin tener en cuenta las necesidades y el sufrimiento del pueblo. ¿Cuantos deben pagar los venezolanos por los errores ya cometidos?
En esta pelea, los únicos que están ganando son “los pescadores en el rio revuelto” es decir los chacales que se alimentan de la carne viva de los venezolanos, los traidores de siempre y los cobardes sin honor, los “empresarios” inescrupulosos, que corrompiendo obtienen mucho más ventajas en un tiempo muy corto y gastando el mínimo posible.
Dos bandos con diferentes conceptos sociales. Una mezcla explosiva que puede estallar en cualquier momento.
Está demostrado, por los hechos de estos últimos veinte años, que los viejos políticos y los partidos existentes de la oposición viven insuflando odio y mentiras en las mentes de los venezolanos, utilizando los medios de comunicaciones cómplices.
Todas formas de violencias no van a alcanzar la estabilidad social, porque nunca será posible que exista un pensamiento único en un pueblo de multiformes etnias y culturas. Aceptar las diferencias y desarrollar un dialogo abierto e verdaderamente democrático es la tarea que enfrenta el Venezuela, contra los vientos hostiles de los Estados Unidos sedientos de petróleo y las mareas de los chacales internos hambrientos de dólares.
Democracia no quiere decir que una mayoría debe dominar a una minoría, descalificarla, burlarse de ella, pensar que todas acciones sean legítimas para alcanzar el poder, el dominio, porque es esto que hace la oposición venezolana. Todoslos opositores hablan de respeto a la constitución, pero la violentan a cada rato, interpretándola a sus antojos, adaptando los artículos según su punto de vista del momento.
Guaidó es el ejemplo tajante de estos conceptos. Desconocer una elección hecha según las reglas de la constitución vigente y bajo el control de observadores internacionales imparciales, una Asamblea en desacato que no reconoce a los otros poderes del Estado, que lo nombra su Presidente, y luego, cumpliendo órdenes de Trump, se autoproclama Presidente legítimo del Venezuela, al mejor estilo de los dictadores en el mundo.
Todo esto, ¿tiene algún razgo democrático?
Claro que no.
El diálogo que se está intentando llevar a cabo entre el gobierno y la oposición, según mi parecer, no tiene la mínima probabilidad de llegar a un acercamiento de las posiciones, porque los viejos vicios están incrustados en la vieja clase política.
Deberían ser los jóvenes intelectuales a desguindarse de encima los prejuicios que les inculcaron, viendo en los demás solo adversarios políticos y no enemigos mortales, ver solamente hermanos que piensan diversamente. Deberían pelear en el campo de las ideas, buscando consensos por sus altos valores éticos, morales, intelectuales, sin arrogancia, sin violencia, con mucha paciencia, con mucho cariño. Deberían sentarse a debatir ideas buscando lo mejor para todos, empezando a construir una nueva Venezuela donde caben todos, como hermanos solidarios. Esta debería ser la tarea de la Iglesia, de todos los hombres de buena voluntad, que en este momento parecen totalmente ausentes.
Las amenazas, las violencias, no son congeniales en los pueblos caribeños, que quieren vivir en paz, a su manera, según sus principios de libertad. Las amenazas, las violencias son de los pueblos que quieren depredar, conquistar, dominar, como los gobiernos de los Estados Unidos que mienten a sus mismas gentes, haciendo creer que actúan por la seguridad de ellos. En realidad, gobiernan utilizando el terror y el miedo, haciendo creer que ellos son los mejores del mundo, al mejor estilo nazi, incitando al odio hacia el diverso con mensajes subliminales de falsa humanidad. Exactamente como hacia Hitler.
Nunca, en ningún rincón del planeta Tierra, los Estados Unidos han llevado los valores de su misma constitución, sino muerte, destrucción, despojos y conquistas, distribuyendo sanciones y amenazas de intervenciones armadas a medio mundo, solo para imponer la supremacía de los Estados Unidos. Los perros que ladran más fuertes son los más asustados.
Los venezolanos no tienen nada que aprender de ellos. El futuro de Venezuela está en las manos de los jóvenes.
Y ahora ¡Una propuesta utópica!
Porque los jóvenes chavistas no se reúnen con los jóvenes opositores, lejos dela influencia nefasta de los violentos, sin prejuicios, pensando solamente a su futuro, a como quieren vivir, llevando ideas nuevas, propuestas de altura, demostrando a los viejos que ellos, los jóvenes, son capaces de dominar la escena en paz, con cordura.
¿Existen en Venezuela jóvenes valientes, listos a enfrentarse con el orgullo de viejos zorrones y con los prejuicios nefastos de una cultura colonial?