por Néstor Francia
No entiendo porque algunos periodistas te entrevistan y ponen olímpicamente en tu boca palabras que no dijiste. Un buen ejemplo de ello es la entrevista que me hizo José Cueva para el diario Ciudad CCS publicada el 12 de junio del año en curso ¿De dónde sacó el amigo la opinión, supuestamente mía, de que el diálogo de Oslo debe centrarse en la elección de la Asamblea Nacional? Yo sentiría vergüenza de decir un disparate tal. Voy a pedir a quienes me conocen que obvien esa entrevista, porque el Néstor Francia que allí aparece es un personaje de ficción creado por la mente febril del entrevistador. Por ejemplo, eso de que la Revolución Bolivariana “necesita una oposición seria, inteligente”. Acaso el amigo Cueva infirió esa tontería de mi idea de que si la oposición tuviera un líder como Rómulo Betancourt, estaríamos en problemas.
Tampoco dije que yo preferiría una Asamblea Nacional donde estuvieran adecos y otras fuerzas ¿Acaso soy estúpido? ¿No sé yo que en la AN en desacato están los “adecos y otras fuerzas”? El “peloncito” del periodista fue obviar que yo me refería a la Asamblea Nacional Constituyente, a la cual le pondría sal y pimienta la obligación de un debate entre fuerzas opuestas, sería una verdadera batalla de ideas que concentraría la atención del país ¿quién va estar viendo un día de trabajo a las cuatro de la tarde un “debate” en el que todos están unánime y absolutamente de acuerdo?
Uno de los problemas de esa entrevista es que el periodista me puso a hablar más de una hora -hasta llegué tarde a una reunión que tenías después-, en la cual plantee varios asuntos con la complejidad que suelen tener los hechos políticos. Con la habilidad de un mago, Cueva hizo desaparecer todas esas complejidades y presentó toda un catálogo de ideas simplonas, sosas (supuestamente mías ¡Dios me ampare y me favorezca!) que en realidad me dan hasta pena.
El colmo es que según Cueva yo hablé de “golpes de topochos verdes”. Esas serán palabras de él, yo jamás le daría ese nombre a lo que pasó el 30 de abril, no quiero ser parte de la banalización de la política que observo a menudo en Venezuela. El 30 de abril pasaron cosas muy graves. El intento de golpe fue comandado impunemente por dos prófugos de la justicia, participaron efectivos activos de la FANB fuertemente armados, se convocó a la gente, irresponsablemente, a rodear una base militar en medio de un perímetro de seguridad. No puedo yo sintetizar todo eso con una frase que tiene como base un hecho banal, anecdótico como es la presencia en el lugar de unos racimos de frutas.
No voy a responsabilizar de este despropósito a José Cueva, una persona amable que trató de hacer su trabajo. El mismo me confesó que no es ducho en política y que pertenece a la fuente de deportes ¿Por qué nos echaron esa vaina? ¡Misterios de la ciencia! De todas formas, esto no es nada del otro mundo: Cueva, la entrevista, Ciudad Caracas y yo no somos para nada trascendentes. Pocos se ocuparán de nosotros cuando hayamos desaparecido. Será como dice el replicante Roy Batty (Rutger Hauer) en la película Blade Runner: “Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia”.