por David Gómez Rodríguez
@davidgomez_rp
¡Entendamos! Para que el mundo avance hacia el desarrollo humano y la paz hace falta una vocación democrática que implica dinámicas respetuosas de la libertad en lo interno de los países, así como el respeto a la autodeterminación de los pueblos, la independencia y la paz en el escenario internacional. Romper con estos principios es romper con la estabilidad política del mundo, más si se hace sin disimulo, abanderando una política hostil y sistematica que irrespeta la carta de las Naciones Unidas, organización que finalmente parece ser retratada de forma casi exacta en la canción “Divorcio balanceado” de José Alejandro Delgado.
La guerra que todos ven, pero que muchos pretenden negar, cada vez se hace más grande, incluso hay titulares en el mundo que rememoran la Guerra Fría y por lo tanto se hace cada vez más difícil tapar el sol con un dedo: EEUU ejerce contra Venezuela medidas ilegales unilaterales y bélicas. Lo ha hecho a través del apoyo a golpes de Estado, el ataque a la economía, el bloqueo financiero y la amenaza del uso de la fuerza. Todo por petróleo y poder, no por la democracia y la libertad, ese es un cuento que ya ni el Capitán América se cree.
EEUU junto a sus operadores políticos en Venezuela atacan al pueblo para acabar con el Estado, dicen “todas las opciones están sobre la mesa, incluyendo la oposición militar”, pero las sanciones son la metáfora financiera de las bombas, un misil no hace falta para generar sufrimiento, muerte y miseria cuando logras que el funcionamiento de un país se vea en una situación franca de crisis al retener 5 mil millones de dólares en diferentes bancos de mundo a punta de amenazas y bloqueando de forma sistemática las vías comerciales por las cuales se abastece de insumos médicos, alimenticios e industriales a la nación, así las ruinas terminan evidenciándose en la calidad de vida de las personas, las grietas que se ven sobre los edificios libios se pueden ver en el rostro de un pueblo que a pesar de la arremetida mantiene la cabeza en alto y la sonrisa, pues es su dignidad lo que defiende, su patria y sus valores.
¡No se deje engañar! A ningún gobierno le conviene la inestabilidad política y económica, menos si es chavista. La causa de los más graves males que hoy nos aquejan está en la pretensión de dominio de los EEUU y en la vocación entreguista de la oposición venezolana. Seguro sale alguien en este momento a hablar sobre la corrupción, pues hagamos un trato, venzamos al imperialismo con unidad nacional y con la misma fuerza le entramos en cayapa, con comunas, sociedad civil, colectivos, curas y hasta malandros a los corruptos y vendepatrias, que comience la operación tum-tum del pueblo con constitución en mano, esa será la mejor garantía de que la revolución no se coma a sí misma, porque si no dejamos a los gringos comerse a la patria mucho menos debemos permitir que los criollos (de ningún color de franela) hundan el proyecto de Chávez, la patria buena. Que finalmente le conviene hasta a los sectores nacionalistas de la oposición.
Entonces, vencer en estas guerras pasa por radicalizar la revolución, es decir, nuestra contraofensiva debe ser profundizar en la democracia participativa y protagónica, en el poder popular, en la diversificación del aparato productivo, en la economía socialista, en el desarrollo humano, en las misiones sociales más allá del rentismo petrolero, en la organización de los obreros en PDVSA, en la consolidación de nuestras relaciones con el mundo a través de la diplomacia Bolivariana de paz (incluso con EEUU si aprende a respetarnos), en la revolución cultural y en la unidad del movimiento popular de Venezuela y de todo el continente. Esta es la razón por la que EEUU nos ataca y será la vía por la cual venceremos.