¿Quien es la amenaza aquí?

Publicamos por aquí un texo del 2015 del camarada sandinista nicaraguense Ramón Rodríguez en su grupo “Hablando de todo”, por ser un excelente texto que reconstruye sinteticamente la historia sumamente criminal del imperialismo estadounidense. 

¿QUIÉN ES LA AMENAZA AQUÍ? (PARTE 1)

por Ramón Rodríguez

Estaba leyendo, que en Venezuela están recogiendo firmas para que le presidente Nicolás Maduro Moro se las haga llegar al presidente de Estados unidos Barak H. Obama, en el marco de la cumbre de las Américas a celebrarse en Panamá en abril próximo, en donde se le interpelará por la insólita postura del gobierno que él dirige, de declarar a la patria de Bolívar como una amenaza inusual para el pueblo y gobierno de Norteamérica. Me parece muy loable esta gestión de nuestros hermanos venezolanos, pero creo que deben de ir más allá de la simple levantada de firmas. Y creo poder explicar el porqué de mi visión de las cosas.

Ya una vez el ahora extinto presidente Hugo Chávez Frías, le había entregado un volumen a Obama del libro de Eduardo Galeano “Las venas abiertas de América Latina”. Pero suceden dos cosas. O bien no lo leyó, o si lo hizo, desconoce a profundidad la historia de nuestras desiguales relaciones norte – sur. Debería el presidente Maduro, entregarle a Obama, una cronología breve de las intervenciones armadas, políticas, de los golpes de estado patrocinados desde las oficinas del departamento de estado yankee, de las políticas económicas impuestas a nuestros pueblos por los afilados colmillos de los banqueros de Wall Street entre otras medidas interventoras y violatorias del derecho internacional y de la soberanía de los pueblos. Eso entre muchas medidas más, unas a ojos vistas y la mayoría encubiertas por la nefasta agencia de inteligencia norteamericana llamada C.I.A. que actúa desde las embajadas en nuestros países, con la complicidad de nuestros propios ciudadanos de la derecha local.

Trataré de hacer un breve esbozo (cosa harto difícil dado que la información da para varios libros) de estas intervenciones de diferentes tipos y sus consecuencias, para al final del camino, ver quien es la verdadera amenaza para nuestro continente. Claro, como es de suponer, muchos no leerán esto, o bien, harán de oídos sordos a esta pequeña cronología. Los más descarados, seguro hasta avalarán estas medidas unilaterales de los distintos gobiernos de los Estados Unidos, que en algún tipo de coyuntura lograron poner la bota militar en nuestros suelos patrios, no así, poder vencer la resistencia de nuestra gente que desde siempre se negó a ser una más de las estrellas de su infame bandera.

Vamos a tratar de desenmascarar la política agresora y agresiva, que des siempre han tenido los políticos del norte, queriendo hacer de nuestros países el patio trasero de su propia nación. Todos sabemos, que dichas políticas, siempre han buscado la expoliación y el robo de nuestros bastos recursos naturales, así como de nuestras posiciones geo-estratégicas, que servirían como una cabeza de playa para futuras guerras norteamericanas en el mundo entero. De eso ya se han escritos ríos de tinta.
Antes fue el nefasto destino manifiesto, pasando por la doctrina Monroe, la diplomacia del dólar, el gran garrote, la política de “buena vecindad” hasta llegar a nuestros días con la ya cacareada guerra contra el terrorismo. Y el terrorismo sale desde sus propias oficinas.

A partir de los distintos levantamientos independentistas que se dan en Nuestra América hispana, los Estados Unidos provocan guerras y divisiones en la parte sur del continente, por razones más que obvias. Juntos y unidos seríamos presa difícil para la gallina en forma el águila ( como lo dijo Sandino), que está plasmada en su escudo.
De ahí se derivan un sinnúmero de guerras intestinas en América latina, apoyadas y dirigidas desde Washington con la única finalidad de ellos tener la excusa de invadir o amenazar a la región con la muy gastada frase de “proteger los interés americanos en la zona”. Vaya descaro.

Como la historia de estas políticas es tan larga, vamos a comenzar por nuestros hermanos mexicanos, que han sido desde siempre, las principales víctimas del terror expansionista de los pacíficos y asustados gringos. Veremos a continuación, quien tiene razón de sentirse amenazado.

EL DESCUARTIZAMIENTO DE MÉXICO

Texas — con un territorio más grande que Francia — siempre había pertenecido, desde la llegada de los conquistadores, a la corona española, luego a México independiente.

Las autoridades coloniales mantenían un control relativo gracias a la acción combinada de guarniciones militares y de misioneros católicos, localidades llamadas Presidios.

Desde el siglo XVIII, familias españolas se habían instalado en Texas. Pero hacia 1817, un proceso de infiltración -“inmigración clandestina” se diría hoy en día — comenzó a desarrollarse. Así, norteamericanos, alemanes, polacos, incluso oficiales y soldados del ejército de Napoleón fueron expulsados por las autoridades después de incidentes habidos con la población española católica.

Las verdaderas dificultades comenzaron, cuando 300 familias anglosajonas fueron autorizadas por el Congreso mexicano, a establecerse en 30.000 hectáreas de tierras asignadas gratuitamente e introdujeron la esclavitud — que había sido abolida en México -, pero el gobierno aceptó hacer una excepción, autorizando la instalación de los nuevos colonos. Este “pequeño error” lo pagaría caro el pueblo de Benito Juárez.

En diciembre de 1826, el aventurero Hayden Edwards proclamó la “República Libre de Fredonia”, que fue rápidamente aniquilada por el ejército mexicano. Otro intento independentista también fracasó al año siguiente. Sugestivamente comenzaron a aparecer en varios estados de la Unión , algunas publicaciones que denunciaban a México como culpable por haberse “apoderado” de Texas.

En 1835, cuando fue proclamada una nueva constitución -que será el origen de un conflicto entre federalistas y centralistas — el colono yanqui Stephan Austin proclamó la independencia de Texas. Los Estados Unidos aprovecharon entonces la ocasión, la cual favorecía sus anhelos expansionistas, enviando barcos cargados de armas desde Nueva Orleans.

México quiso por su parte hacer respetar su soberanía y envió al célebre general Santa Anna. Luego de algunas batallas victoriosas ganadas por el ejército mexicano en San Patricio, Encinal del Perdido y El Álamo -que los periódicos presentaron a la opinión pública de Estados Unidos como la derrota de una causa sublime — Santa Anna fue vencido el 21 de abril en San Jacinto. Prisionero, fue obligado a firmar un tratado leonino (“Convenio Público”) en Puesto Velasco el 14 de mayo de 1836, en el cual quedaba convenido que los mexicanos se retirarían de Texas sobre la otra ribera del Río Bravo. El acuerdo preveía que “todas las propiedades particulares, incluyendo los caballos y los esclavos negros en manos del ejército mexicano o pasados a su bando, serían entregados al comandante de las fuerzas texanas”.

Las tropas texanas estaban mejor equipadas e impusieron un acuerdo que doce años más tarde iba a jugar un papel mayor en el proceso de descuartizamiento de México. El apoyo norteamericano a los aventureros texanos fue confirmado en los años cuarenta por el propio presidente John Tyler, quien declaró en relación a la secesión de Texas:

“La sola probabilidad de que pueda abolirse la esclavitud sobre tierras vecinas, ha de ser motivo suficiente para que procedamos a anexarlas”.

En 1835 Texas ingresó a la Unión como estado esclavista. La consigna durante la campaña electoral llevada a cabo por James Polk, (presidente de EEUU entre 1846 y 1850) y sucesor de Tyler había sido: “Anexión de Texas. 54*/40′ o la muerte”, alusión al nuevo límite de la frontera sur de los territorios arrebatados a los mexicanos.

LA ANEXIÓN DE NUEVO MÉXICO Y CALIFORNIA

Una vez consumada la anexión de Texas, el paso siguiente consistió en apoderarse de dos otras grandes provincias mexicanas: Nuevo México y California.

Texas, la ex provincia mexicana, apoyada por el gobierno de los EEUU, empezó a reclamar ciertos territorios que siempre habían pertenecido a México. Luego, una vez que Texas fue anexado por la Unión (1845), fue el propio gobierno norteamericano el que provocó y emprendió la guerra de conquista.

California -en cuyo suelo pronto se descubrirían ricas extensiones de minerales auríferos -, disponía de una población poco numerosa (sólo 1000 norteamericanos) sufrió varios ultrajes.

Primero, una expedición “científica” armada enviada por el presidente Polk y en enero de 1843, el desembarco de tropas al mando de un oficial de la marina yanqui, quien ocupó “por error” el puerto mexicano de Monterrey en California, debiendo reembarcar ante la determinación de las autoridades mexicanas. Alguien con dos dedos de frente creería que fue un “error”?

El pretexto esgrimido por EEUU que desencadenó la guerra, fue el enfrentamiento ocurrido en la aldea mexicana de “Carricitos”, entre tropas yanquis con una patrulla del ejército mexicano.

Polk anunció días más tarde en el Congreso que México había invadido el territorio de los EEUU, derramando sangre norteamericana.

La guerra fue entonces declarada y sólo algunas voces eminentes se levantaron para condenar el anexamiento provocado. Entre ellas, aquella de Abraham Lincoln, representante de Illinois:

“Sospecho que el presidente está profundamente convencido de hallarse en un lado incorrecto, que siente que la sangre de esta guerra, como la de Abel, clama desde la tierra contra él”.

El 4 de julio, cuando ya las hostilidades habían comenzado un grupo de aventureros yanquis proclamaron oportunamente la República del Oso de California, que tuvo sin embargo una vida efímera. Por eso es que ven a un “lindo” osito de peluche flameando en la bandera californiana.

Las tropas invasoras desembarcaron en Veracruz y luego de duros combates ocuparon Ciudad de México en septiembre de 1847. Una larga lista de batallas jalona esta guerra de conquista: Palo Alto, Monterrey, Angostura, Veracruz, Cerro Gordo, Padierna y Chapultepec.

El pueblo de Ciudad de México realizó manifestaciones contra el ocupante y las revueltas populares obligaron a las tropas norteamericanas a evacuar la ciudad. Al mismo tiempo, decenas de soldados irlandeses del batallón San Patrick desertaban rehusando continuar combatiendo contra un pueblo católico. Eran pobres y miserables que habían huido del hambre que azotaba a su país y habían sido enrolados para ir a combatir a los “bárbaros mexicanos”. Treinta y dos fueron colgados por deserción en la capital azteca. Vaya, todo en nombre de la civilización de estos bárbaros de sombrero de alas grandes.

Las hostilidades duraron hasta 1848, fecha en la que México debió firmar el Tratado de Guadalupe Hidalgo.

En diez años México había sido amputado de la mitad de su territorio.

En los años siguientes, el oro de California, seguido de la explotación del petróleo y del gas en Texas comenzarían, contribuyendo en gran medida al desarrollo de los Estados Unidos.

Pero una de las consecuencias más importantes será el secular resentimiento y rencor de los mexicanos ante esta expoliación que marcará de manera indeleble las relaciones entre los dos países. A partir de ahí, los mexicanos son extranjeros en su propia tierra. Y no solo eso, son expulsados y tratados como personas de segunda, en donde originalmente descansan sus antepasados. ¿Sabrá Obama esto, o se hace el desentendido?. El que tenga ojos que oiga, y el que tenga oídos, que escuche.

El sentimiento antiyanqui, latente en todo latinoamericano, nació en estas tierras mexicanas usurpadas.

A un presidente mexicano le gustaba repetir un antiguo refrán impregnado de fatalismo, que traduce la particular situación geográfica de su país, fuente de desgracia para su pueblo: “Tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”.

Así, viendo esta pequeña cronología de robo, latrocinio y expoliación, solo quienes desconocen la historia, o tratan de ver para otro lado, no comprenderán el justo rencor del pueblo de Zapata ante los norteamericanos. Y es precisamente esta historia la que se debe de enraizar en el sentimiento colectivo de nuestros honrados ciudadanos, que son la inmensa mayoría, así entre nosotros se encuentren los Judas de siempre.

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¿QUIEN ES LA AMENAZA AQUÍ? (PARTE 2)

Siguiendo un poco con las intervenciones norteamericanas en américa Latina, ahora haremos una breve reseña de la historia paraguaya. Todo el mundo recuerda el golpe de estado constitucional que le perpetraron al sacerdote católico Fernando Lugo en el año 2012.

No fue casualidad que 3 instituciones acostumbradas a meter sus manos en nuestros procesos fueran las primeras en reconocer al nuevo gobierno de facto. La primera como era de esperar fueron los Estados Unidos de Norteamérica (no podía ser de otra forma), seguidos de sus acólitos canadienses y por último la institución que no le perdonaba al sacerdote su vocación progresista. El vaticano.
No en balde esta institución anquilosada en el tiempo ya había reprendido a los sacerdotes que en los años 80´s formaron parte de la revolución nicaragüense.

A Fernando Lugo los adversarios le enrostraron una crisis entre campesinos para acusarlo de las muertes entre esos mismos campesinos y policías gubernamentales. Claro, los muertos cayeron sobre sus espaldas, y todo eso fue tramado desde la embajada de un país que no hace falta mencionar.

Por ser algo reciente, ya sabemos cómo terminó esta esta afrenta a la institucionalidad paraguaya, con juicios sumarios y una velocidad nunca vista. El pueblo, fundamentándose en el derecho internacional y en el Art. 17° de la misma Constitución, denunció: que se habrían cometido serias violaciones al debido proceso, la falta de pruebas reales, la presentación de acusaciones falsas y la celeridad con la cual él se había realizado el juicio, durando en total menos de 48 horas y dando solo dos horas a la defensa para la presentación oral de su descargo en el Senado.

Pero ahora vamos a hablar de un poco de esta misma historia en la vida política del pueblo guaraní. Los invito a viajar en la historia.

ATROPELLO AL PUEBLO PARAGUAYO EN EL SIGLO XIX

En 1851 el gobierno de EEUU designó como Cónsul en Asunción a Edwards A. Hopkins, uno de los propietarios de la empresa marítima United States and Paraguay Navigation Company, domiciliada en Rhode Islands. (Que raro, desde esas épocas, las oligarquías gringas ya imponían la política exterior de los Estados Unidos)

Hopkins, ex marino y aventurero conocía Paraguay por haber vivido desde 1845. Provisto de cartas oficiales que lo acreditaban como agente del gobierno de los EEUU, logró introducirse en los círculos gubernamentales, conociendo de esta manera al presidente paraguayo Carlos Antonio López.

Una serie de intrigas donde se entremezclaban los ofrecimientos de mediación norteamericana ante países vecinos (manía de hacer conflictos fronterizos para mantenernos desunidos), destinada a defender a Paraguay en un litigio fronterizo, con asuntos privados e intereses de EEUU que querían utilizar el Paraná como vía fluvial, tuvo como resultado en 1854 la negativa del Paraguay de ratificar el Tratado de Comercio y Navegación.

La Paraguay Navigation Company fue sancionada ese año por haber infringido la legislación paraguaya, prohibiéndosele en el futuro toda operación en el país. Hopkins fue expulsado más tarde, por desacato luego de una confusa riña con soldados paraguayos. Me trae al recuerdo al comodoro Cornelius Vandervilt. ¿Por qué será?

De amigo del Paraguay y del presidente López se transformó en su acérrimo enemigo, desarrollando en los círculos oficiales y entre de los íntimos del presidente Pierce y luego Buchanan, una propaganda que alentaba una intervención militar norteamericana en dicho país , “país de berberiscos asiáticos, excrecencia del cuerpo internacional… menos civilizado que el sultanato de Moscato”, afirmando en sus diatribas que los sudamericanos eran bárbaros que tenían en consecuencia “que recibirán trato adecuado. Hablar con ellos es una pérdida de tiempo; hay que hablarles con nuestros cañones”. Vaya, pensaba muy parecido al filibustero William Walker, de ingrata memoria para Nicaragua. Zorros del mismo piñal. Solo le faltó decretar la esclavitud en el país sudamericano.

Es entonces cuando entró oportunamente en escena el Water Witch, navío de la marina norteamericana, que sobrepasando la autorización que se le había acordado, atravesó la frontera paraguaya llegando hasta el puerto brasileño de Corumba. Las autorizaciones de pasaje por el río fueron suspendidas y un decreto presidencial prohibió la navegación a los navíos de guerra extranjeros.

El 1° de febrero de 1855 el Water Witch, haciendo caso omiso del decreto paraguayo, trató de forzar el paso de un puesto fluvial militar en el Paraná.

El oficial de la guarnición paraguaya del fuerte de Itapirú que controlaba el acceso fluvial, le ordenó dar marcha atrás, tirando al aire dos salvas de advertencia. Ante la testarudez de los marinos norteamericanos, un cañonazo destruyó el timón causando la muerte del timonel del barco yanqui. El Water Witch fue arrastrado por las aguas del río, debiendo retirarse.

Comenzó entonces una gran campaña de prensa e intimidación para obligar a Paraguay a presentar sus excusas a EEUU. Finalmente en mayo de 1857, el Congreso de EEUU aprobó el envío de una “pequeña expedición” compuesta por veinte barcos que zarpó en octubre de ese año. Durante el brindis realizado por el éxito de la expedición, un oficial levantó su copa y en un rapto de desbordante exuberancia geopolítica expresó:

“Levanto mi copa… porque se terminen nuestras dificultades con Paraguay y que finalmente terminemos por anexar toda la cuenca del Río de la Plata…”. Cinismo a troche y moche.

Este deseo felizmente no se cumplirá.

Pero la “pequeña expedición” llegó a Paraguay a comienzos de 1859 y el presidente Carlos López debió ceder.

Paraguay presentó entonces sus excusas -culpable de haber hecho respetar su soberanía sobre su propio territorio-, indemnizando a la familia del marinero yanqui muerto durante la escaramuza frente al Fuerte de Itapirú y tuvo que aceptar, bajo la amenaza de la fuerza, el Tratado propuesto por EEUU. La United States Paraguay Navigation Company entabló por su parte un largo proceso contra el gobierno paraguayo, pero sus demandas fueron finalmente denegadas.
Esto último recuerda la nota Knox hacía el presidente de Nicaragua José Santos Zelaya. Pero ya habrá tiempo de llegar hacía ahí. Por el momento con esta pequeña reseña, hago saber que desde tiempos antiguos Estados Unidos sueña y seguirá soñando con tener a toda la América Latina como sus semi colonias. De ahí se desprende que sea para ellos Venezuela una amenaza. Y como bien lo señaló el presidente Daniel Ortega, la verdadera amenaza venezolana está en su ejemplo de soberanía, solidaridad y auto determinación. Eso para el águila imperial es más que una afrenta que se debe de callar a base de amenazas seguida de cañones. El mundo cambia y con el América Latina. Solo los EEUU persisten en sus intentos de dictar una política unilateral como si aún estuviéramos en el tiempo de sus títeres tropicales, de sus gorilas entrenados en la tristemente célebre escuela de las Américas de Panamá. Vaya ironía, y es precisamente en Panamá donde seguramente Obama tendrá que escuchar la voz libre de la América Latina, que unida en una sola voz le ha dicho que no aceptará más intervenciones de ninguna índole. Así lloren y pataleen sus peleles de estos lares.

La Carta Democrática de la OEA contra el Sandinismo

Immagine correlatapor Atilio A. Boron

La Secretaría General de la OEA está promoviendo la aplicación de la Carta Democrática Interamericana en contra del gobierno de Nicaragua. Este instrumento fue creado como un dique de contención en contra de los recurrentes golpes de Estado que atribularon la historia de los países latinoamericanos. Supuestamente debería ser un mecanismo de defensa para gobiernos que se encuentran bajo la amenaza de una ofensiva desestabilizadora que podría tener como resultado la quiebra del orden institucional.  Su Artículo 17 dice explícitamente que “Cuando el gobierno de un Estado Miembro considere que está en riesgo su proceso político institucional democrático o su legítimo ejercicio del poder, podrá recurrir al Secretario General o al Consejo Permanente a fin de solicitar asistencia para el fortalecimiento y preservación de la institucionalidad democrática”. Es decir, reconoce en el gobierno del país afectado la prerrogativa de solicitar el apoyo de la comunidad interamericana cuando se encuentra bajo asedio. Tal cosa no ha ocurrido en el caso que nos ocupa y la Secretaría General de la OEA actuá por cuenta propia violando explícitamente lo que enuncia este artículo.

El apartado siguiente avanza un poco más en este asunto y estableceque “Cuando en un Estado Miembro se produzcan situaciones que pudieran afectar el desarrollo del proceso político institucional democrático o el legítimo ejercicio del poder, el Secretario General o el Consejo Permanente podrá, con el consentimiento previo del gobierno afectado, disponer visitas y otras gestiones con la finalidad de hacer un análisis de la situación”.  Ya las cosas cambian:  ahora es la OEA (es decir, el Ministerio de Colonias de EEUU) quien está facultada para decidir si el poder se ejerce legítimamente en un país o si su marco institucional está en peligro. Claro que aún se requiere “el consentimiento previo del gobierno afectado”que, reiterarmos, no le fue concedido a la OEA. En el artículo siguiente, el 19, seavasalla aún más la soberanía y autodeterminación nacionales pues establece que “la ruptura del orden democrático o una alteración del orden constitucional que afecte gravemente el orden democrático en un Estado Miembro constituye, mientras persista, un obstáculo insuperable para la participación de su gobierno en las sesiones de la Asamblea General.” Pero es el Artículo 20, que hoy se yergue como una amenaza sobre el gobierno sandinista, quien dice exactamente lo que Washington siempre quiso dejar sentado por escrito, a saber: “En caso de que en un Estado Miembro se produzca una alteración del orden constitucional que afecte gravemente su orden democrático, cualquier Estado Miembro o el Secretario General podrá solicitar la convocatoria inmediata del Consejo Permanente para realizar una apreciación colectiva de la situación y adoptar las decisiones que estime conveniente.”  Esto no es ni más ni menos que la codificación legal de la Doctrina Monroe, el estatuto que legaliza la intervención de Estados Unidos, en su calidad de custodio último de la democracia, en cualquier país del sistema interamericano.

            Lo anterior es la parte resolutiva de la Carta, y ya volveremos a ella. Pero veamos ahora los antecedentes, que son importantes porque allí se establece la doctrina de fondo sobre la democracia que la Carta dice defender. Así, en su artículo 3 estipula que “son elementos esenciales de la democracia representativa, entre otros, el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales; el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al estado de derecho; la celebración de elecciones periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo; el régimen plural de partidos y organizaciones políticas; y la separación e independencia de los poderes públicos.” Y en el 4 se afirma que “Son componentes fundamentales del ejercicio de la democracia la transparencia de las actividades gubernamentales, la probidad, la responsabilidad de los gobiernos en la gestión pública, el respeto por los derechos sociales y la libertad de expresión y de prensa.” Por supuesto, sucesivos items hablan de la necesidad de preservar el respeto de los derechos humanos “en su carácter universal, indivisible e interdependiente”  y por supuesto, como lo determina el artículo 9, “la eliminación de toda forma de discriminación, especialmente la discriminación de género, étnica y racial, y de las diversas formas de intolerancia, así como la promoción y protección de los derechos humanos de los pueblos indígenas y los migrantes y el respeto a la diversidad étnica, cultural y religiosa en las Américas.” Y en su artículo 12 queda se declara, taxativamente, que “La pobreza, el analfabetismo y los bajos niveles de desarrollo humano son factores que inciden negativamente en la consolidación de la democracia. Los Estados Miembros de la OEA se comprometen a adoptar y ejecutar todas las acciones necesarias para la creación de empleo productivo, la reducción de la pobreza y la erradicación de la pobreza extrema, teniendo en cuenta las diferentes realidades y condiciones económicas de los países del Hemisferio.

            Toda esta tediosa enumeración es indispensable porque resulta que la iniciativa de intervención de la Secretaría General para restablecer “el orden institucional” en Nicaragua fue hecha nada menos que por los gobiernos de Argentina, Colombia y Perú, mientras Estados Unidos operaba tras las bambalinas para que sus lacayos pasaran al ataque. No hace falta ser un premio Nobel en ciencia política para caer en la cuenta que si hay países que incumplen con los fundamentos doctrinarios de la democracia tal cual se manifiesta en la Carta esos países son los que hoy se erigen en jueces para someter al gobierno sandinista a una posible condena de la OEA. Veamos:

¿Con qué cara el señor Mauricio Macri puede atreverse a impulsar una sanción en contra de Nicaragua cuando ha arrasado el Estado de Derecho en la Argentina, recortado casi hasta el límite absoluto la libertad de prensa, provocando el rápido aumento de la pobreza, pisoteando los derechos sociales y criminalizando la protesta social, desinvertido en educación, denunciado  a los organismos de derechos humanos por el “negocio” (un “curro”, en lenguaje vulgar de la Argentina) que esconde su activismo; persiguiendo con saña a los mapuche, e inventando supuestas guerrillas armadas de ese pueblo originario para justificar una inédita, en democracia, escalada represiva?[1]En breve: el denunciante viola cada una de las condiciones que la Carta fija como esenciales para la vida democrática y por lo tanto está moralmente descalificado para opinar sobre la calidad de la democracia en ningún país del mundo.

Lo mismo vale decir en relación al gobierno de Iván Duque en Colombia, porque si hay un país en donde  la democracia, aún en su grado más elemental ha brillado por su ausencia ese país es Colombia. Un estado que hace más de cincuenta años montó un tinglado pseudodemocrático para ocultar, detrás de su parafernalia protocolar y leguleya, la brutal dominación de una oligarquía violenta y profundamente enemiga de la democracia como pocas en Latinoamérica.  Un Estado penetrado hasta sus raíces por el paramilitarismo y el narcotráfico, al punto tal que junto con el México de Peña Nieto eran considerados por los politólogos como dos de los ejemplos más desgraciados de involución hacia un “narcoestado”. Un país cuyo gobierno asiste impasible a la migración forzada de casi 8 millones de personas desplazadas por paramilitares y narcos y por un conflicto armado que el gobierno jamás quise seriamente resolver violando metódicamente los acuerdos de paz. Un gobierno que ha sometido por completo a los demás poderes del Estado y que consiente un monopolio de facto de la prensa gráfica, radical y televisiva que hace que las colombianas y los colombianos estén blindados mediáticamente, desinformados de lo que ocurre dentro y fuera de Colombia, país en el cual, según la Defensoría del Pueblo, se reportaron 331 líderes asesinados entre enero de 2016 y agosto de 2018 a lo que se añade un número indefinido de otros que fueron ejecutados y que no fueron reportados como asesinatos políticos sino como víctimas de reyertas callejeras.[2]

Sin llegar a esos extremos, no muy diferente es la situación del Perú, cuya deuda social para con los pueblos originarios es enorme y de siglos; un país en donde sólo una ínfima minoría de los adultos mayores accede a una irrisoria pensión; con millones de exiliados producto de la pobreza y la inseguridad y en donde la corrupción gubernamental ha hecho estragos al punto tal que los 5 últimos presidentes están o bien fugados, como Alejandro Toledo en Estados Unidos; o en la cárcel (Ollanta Humala) o indultados pero con casi seguro retorno a la cárcel, caso de Alberto Fujimori; o procesados, como Alan García (que intentó infructuosamente asilarse en la embajada del Uruguay en Lima pocas semanas atrás) o Pedro Pablo Kuczynski. [3]Pese a ello el gobierno del Perú se siente con autoridad moral para iniciar una acción punitoria en contra de Nicaragua por la violación del orden constitucional en que habría incurrido el gobierno sandinista.

En resumen, la decisión de la Secretaría General de la OEA viola los fundamentos de la propia Carta Democrática de esa institución y es elignominioso reflejo de un mandato emanado desde la Casa Blanca que anhela con impaciencia volver a apoderarse de Nicaragua. Eso es lo único que importa en Washington, sobre todo después de conocido el interés de China en construir un nuevo paso bioceánico que no estaría controlado por Estados Unidos ni rodeado de bases militares de ese pais. Esto no implica minimizar la gravedad de la situación que se ha producido en Nicaragua desde Abril del año pasado, pero pecaría de una imperdonable ingenuidad quien creyera que la violenta oposición al gobierno de Daniel Ortega y los graves disturbios ocurridos son obra exclusiva de ciudadanos que sólo desean vivir en democracia y libertad. Habrá una porción, engañada, que seguramente ha decidido combatir al gobierno sandinista apelando a la violencia. Pero quienes erigieron las barricadas y enfrentaron a mano armada a las fuerzas del orden no eran ciudadanas o ciudadanos corrientes ni prolijos estudiantes universitarios. Había algunos, obvio; pero quienes empuñaban armas de grueso calibre y tiraban a matar eran mercenarios y sicarios, no la pacífica y amable gente común de ese país. La metodología del combate demostraba claramente la presencia del mismo “director de orquesta” que había montado las violentas guarimbas en Venezuela en 2014 y 2017. E inclusive, según algunos muy atentos observadores, algunos de los que produjeron graves desmanes en el país sudamericano reaparecieron en Nicaragua. No hay que olvidar que las protestas comenzaroncomo respuesta a una fallida reforma al sistema de pensiones torpemente presentada por el gobierno ante la opinión pública. Del rechazo al nuevo sistema se pasó a la exigencia de la inmediata “salida” del presidente Ortega  -¡otra vez “la salida”, como exigía la oposición venezolana como condición para “negociar” con el Presidente Nicolás Maduro!- a causa de la indignación desatada por la violenta einnecesaria represión del gobierno contra los manifestantes.

Como de costumbre el clima de opinión fue convenientemente manipulado mediáticamente por los centenares de tentáculos del gobierno de EEUU (desde ONGs de diáfana e inocente apariencia hasta partidos de ocasión, pasando por líderes políticos y periodistas comprados o alquilados  por el imperio)  que jamás ha hecho una propuesta a favor de la democracia en nuestros países y que periódicamente se arroga el derecho de ser el encargado de instaurar la democracia en Nuestra América y tumbar gobiernos que, según su opinión, no lo sean. Por eso la Casa Blanca ha lanzado un ataque frontal para acabar con el sandinismo pese a que, antes de esta ofensiva desestabilizadora, era el país más estable de Centroamérica, con un Índice de Desarrollo Humano según el PNUD superior al de Honduras, Guatemala, Guyana y Haití y apenas inferior al de El Salvador. Pero claro, en ninguno de esos países el “orden institucional y político” está en peligro, pese al escandaloso fraude de las elecciones hondureñas y sus secuelas que perduran hasta el día de hoy. [4]  También era Nicaragua el país que más había progresado en materia de combate a la pobreza y la desigualdad y el de menor inseguridad ciudadana de toda Centroamérica. Con una tasa de 7 homicidios por 100.000 habitantes  Nicaragua aparecía en el 2017 superando ampliamente a Costa Rica (12.1 homicidios por 100.000 habitantes),  Guatemala (26,1 por 100.000), Honduras  (42,8 por 100.000), El Salvador (60 por 100.000). A modo de comparación la tasa para la Argentina fue, en ese mismo año 2017, de 6 por cada 100.000 habitantes. Pese a estos datos, el problema es Nicaragua, no los demás.[5]

Para concluir, la mención de estos logros –algunos de los tantos- no pretende ocultar los errores cometidos por el gobierno sandinista en los últimos tiempos. A mi juiciolos principales son un preocupante distanciamiento de sus propias bases sociales; el enclaustramiento del grupo dirigente; una llamativa dificultad para “leer” lo que está ocurriendo en la sociedad y una sorprendente falta de reflejos para evitarno reaccionar con imprudencia y violentamente ante una provocación del imperio. Pero estamos hablando de un país al cual el gobierno de Estados Unidos le ha declarado una guerra. No sólo promoviendo la violencia y el caos social, para luego aplicar la “ayuda humanitaria” y precipitar un sangruiento “cambio de régimen” sino a través de una pieza legal, la NICA Act, mediante la cual se establece que el gobierno de EEUU debe vetar cualquier tipo de ayuda económica o financiera hecha por los bancos o agencias de desarrollo operando en el hemisferio.  Esta ley concitó el masivo repudio de la opinión pública de Nicaragua dondeun 84,8 por ciento consideró que la “NICA Act” perjudicaba a la democracia de Nicaragua.[6]

Todo lo anterior, desde la iniciativa de la OEA y su inmoral Secretario General hasta la promoción de desórdenes y disturbios violentos pasando por la sanción de la NICA Act son eslabones de una luctuosa secuencia de agresiones estadounidenses contra un pequeño país y un pueblo valienteque desde tiempos inmemoriales la burguesía norteamericana intentó apoderarse y someter a su dominio. Y ante esta crítica coyuntura no hay lugar para titubeos o medias tintas: o se está con el gobierno sandinista, con todos sus yerros y limitaciones; o se está al servicio del imperio y abriendo las puertas a la instalación de un tenebroso protectorado yankee en la tierra de Sandino, como antes lo hicieran instalando la dictadura de Anastasio Somoza y asesinando a Augusto César Sandino. Enfrentado a esta disyuntiva el autor de estas líneas no tiene la menor duda. Primero hay que derrotar al imperialismo y desbaratar su estrategia golpista, modelo  “Libia de Gadafi”. Una vez logrado ese objetivo, avanzar por la senda de revolucionar la revolución sandinista,  corregir lo que se hizo mal y profundizar lo mucho que se hizo bien, que no es poco para un país de la convulsionada Centroamérica.

 

[1]https://elpais.com/tag/c/47f26f55c557055ec93f5d32f7b17582

[2]https://colombia2020.elespectador.com/pais/agresiones-contra-lideres-sociales-antes-y-despues-del-acuerdo-de-paz

[3]https://www.latercera.com/mundo/noticia/cinco-expresidentes-peru-la-mira-la-justicia/408929/

[4]https://cnnespanol.cnn.com/2017/03/27/este-es-el-pais-latinoamerica-con-menor-desarrollo-humano/

[5]https://es.insightcrime.org/noticias/analisis/balance-de-insight-crime-sobre-homicidios-en-latinoamerica-en-2017/   InSight Crime es una ONG especializada en el estudio de la criminalidad organizada en América Latina. Esta institución tiene ligazones informales con la American University de los Estados Unidos, localizada en Washington DC. No es precisamente una fuente “amiga” del gobierno sandinista.

[6]https://www.telesurtv.net/news/Mayoria-de-nicaraguenses-rechaza-la-Nica-Act-20180104-0056.html

Costa Rica, maniobras militares y Guerra asimétrica contra Venezuela y Nicaragua

Risultati immagini per latuff imperialismopor Óscar Barrantes Rodríguez

Durante doce días desde el 31 de agosto, se mantendrá el ejercicio naval “Unitas”, en aguas territoriales de Colombia, muy cerca del territorio de la República Bolivariana de Venezuela.

Es sintomática está operación naval en la que participan unidades navales de doce países, en momentos en que se han precipitado una serie de acontecimientos hostiles, en prejuicio del pueblo venezolano, dirigentes del proceso social bolivariano y del  gobierno constitucional de Venezuela, incluido el Presidente libremente electo Nicolás Maduro Moros.

Este ejercicio militar auspiciado por el Comando Sur, se ha efectuado periódicamente, desde 1959, sustentado jurídicamente en el Pacto de Río (TIAR).

Distintas agencias de prensa han informado que marinos de EEUU, Reino Unido, Brasil, Perú, Ecuador, México, Argentina, Panamá, Canadá, Indonesia, Colombia y Costa Rica, se han incorporado a dichos ejercicios de guerra.

Con un poder de medios, fuego y tropas  concentrado en 34 naves de marina, que incluye buques, aviones y unos tres regimientos de marinos, para cerca de 2000 efectivos abordo de navíos y aeronaves de guerra.

La información oficial explica que la misión se orienta a entrenamientos sobre atención de desastres naturales y ayudas humanitarias.

No obstante, fuentes castrenses confirman, a la vez, que el enfoque del adiestramiento está en lo fundamental acentuado, en ejercios de combate en superficie, acciones antisubmarina y antiaérea, despliegue de unidades especiales de buceo, ejercicios sintéticos de procedimientos de reacción rápida, fuego real,  interdicción marítima, control de mar, búsqueda y rescate, y una maniobra de desembarco de ayudas humanitarias en la bahía del Golfo de Morrosquillo; en el marco de posibles operaciones de guerra aeronaval.

Han movilizado aviones de combate K-Fir  Made in Israel y A – 37 de fabricación yanki, pertenecientes a la Armada y Fuerza aérea colombianas.

No parece casual este ejercicio aeronaval de  fuerzas armadas, de países y gobiernos de Latinoamérica confabulados en el grupo de Lima, improvisado por Washington por las dificultades encontradas en la misma OEA, para imponer una resolución de condena malintencionada y alevosa, al gobierno de la República Bolivariana de Venezuela.

La única excepción es Ecuador que súbitamente se les ha aliado, en un gesto grotesco del gobierno traicionero de Lenin Moreno.

Las señales de invasión a Venezuela, sin entrar a profundizar en las estratagemas o métodos que el imperialismo y las oligarquías subalternas, están utilizando para acelerar  una expedición militar sobre territorio venezolano, tiñen de dramáticos augurios que ofenden la inteligencia, destrozan la tranquilidad y llenan  de horrores el horizonte del pueblo venezolano, y a la vez; atizan una escalada de violencia y derramamiento de sangre en la región.

Recuérdese que entre el 6 y el 13 de noviembre de 2017, se realizó en Tabatinga, la Amazonía Brasileña, una maniobra militar por invitación del tiranuelo Michel Temer, y con patrocinio del Comando Sur, en la que participaron tropas de Brasil, Colombia, Perú y EEUU, y oficiales de FFAA de otros 22 países, entre los que estuvo el Estado sionista de Israel, que a la vez, exhibió armamento de última generación, con la concurrencia de empresas de la industria  militar de occidente.

La operación se denominó “América Unida” y se inscribe en los ejercicios multinacionales interagencias de logística “Amazonlog 17”.

Se instaló una base estratégica en la región amazónica entre las fronteras de Brasil, Colombia y Perú, con Venezuela, desde la cual el Comando Sur monitoreó los ejercicios de ayuda humanitaria, despliegues tácticos de escuadrones de asalto, seminarios y exposiciones de medios de guerra y “salvamento”.

Desde una perspectiva geoestratégica se sospecha, que esa operación de aparentes objetivos “civiles para la cooperación en emergencias, desastres naturales y crisis humanitarias”, no es más que una fachada para instalar una base secreta; a sólo unos cientos de kilómetros de territorio venezolano, con el propósito de concentrar tropas, aviación de recogimiento electrónico, táctica y bombardeo, para una eventual invasión a la República Bolivariana de Venezuela.

Con un formato reiterado la obsecación de EEUU por agredir y desacreditar, al gobierno democrático de Nicolás Maduro, no cesa.

En la ONU su representante Nikki Haley, revuelve la inmundicia del odio y  la hostilidad; con  artera  ponzoña de la intriga, el abuso, la sordidez,   la impunidad y la mentira.

Aduciendo la matriz terrorista de “la corrupción, la crisis humanitaria, migración y el subterfugio del pretendido  uso de bienes que el gobierno venezolano supuestamente le arrebata  al pueblo, para mantener la dictadura”; la diplomacia de la “Doctrina Monroe” y el “excepcionalismo” Penagoniano,  “vuelve como burra al trigo”, para insistir en la intentona de mancillar la integridad moral del Estado Bolivariano, la dignidad y estatura humana del presidente Maduro Moros, con el objetivo de buscar una sanción del Consejo de Seguridad al Gobierno venezolano.

En la OEA sigue el lobby tenebroso de los representantes de Washington, en el charco nahueabundo de Luis Almagro, fantoche del Departamento de Estado, como mercenario instigando la agresión y el sabotaje contra los gobiernos soberanos del continente.

Amedrentan y chantajean a los mansos lacayos,  políticos corruptos, emisarios de  las oligarquías y compran expresidentes  para utilizarlos como repugnantes marionetas; en los planes de arremeter con presiones diplomáticas injustificadas, así como, redoblar el cerco político con pretextos injuriosos y calumnias, escalar planes de asedio con  las técnicas de la guerra de cuarta y quinta generación y; una posible ivasión arreglada en el marco jurídico del TIAR.

Ileana Ros-lethinen, Bob  Menéndez, Ted Cruz y otros cancerberos de la mafia rabiosa anti-cubana; continúan mercadeando la conspiración y la guerra no convencional contra Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Cuba. Particularmente maquinan la opción armada para derrocar el Gobierno Chavista y exterminar el Estado Bolivariano, aduciendo las deplorables especulaciones  de Estado forajido y el despótico e intervencionista  argumento de “cambio de régimen”.

En ese tablero político regional enrarecido y hostil, se han observado los ajetreos y carreras de los agentes de la CIA y funcionarios de la Casa Blanca como Mike Pence, James Mathis y Mike Pompeo, auspiciando reuniones de emergencias con jerarcas de los países sumisos a sus mandatos.

El 1 de mayo recién pasado el  Senador  de las falanges contrarrevolucionarias y sociedades belicistas de EEUU, Marco Rubio,  se reunió en San José, tanto con el presidente Luis Guillermo Solís, saliente; como con el presidente electo Carlos Alvarado. Esos apresurados encuentros a puerta cerrada y en la sombra del secreto, están motivados en los ardides del terrorismo de Estado yanki, con el objetivo de mantener a Costa Rica embarrada hasta el cuello; en el atolladero de la guerra asimétrica desencadenada por la reacción y el fascismo  internacional, que pretende derrocar los gobiernos independientes y democráticos de Venezuela y Nicaragua.

Posteriormente el presidente Carlos Alvarado y el Ministro de Seguridad Pública, han sido convocados a reuniones en Washington y en bases militares de EEUU, con autoridades castrenses del Pentágono.

De tal manera, no resulta sorprendente que aparezca Costa Rica, participando en los ejercicios militares de Cartagena, Colombia.

Oficiales de diferentes fuerzas de choque o guardafronteras, de los cuerpos de seguridad de Costa Rica, asisten regularmente a cursos, maniobras, torneos y cátedras,  de adiestramiento en táctica de guerra regular, de baja intensidad, psicológica y contrainsurgencia, en la Escuela de las Américas, Israel, Chile, España, Corea del Sur y  patrocinados por el Comando Sur, la OTAN y otras FFAA.

Algunas actuaciones de gobiernos de Costa Rica desde 1948, a la fecha han manchado la dignidad nacional y dejado en evidencia la hipocresía oficial y el cinismo de la oligarquía sometida a la dependencia de las migajas, condicionamientos y el látigo, Washingtoniano.

Costa Rica es firmante del Pacto Río o Tratado Interamericano de Ayuda Recíproca (TIAR), que está bajo el paraguas de la OEA.

Integrante de la ODECA desde 1960 y con  participación en el Consejo de Defensa de Centroamérica (CONDECA)a partir de 1963.

Un destacamento de la Guardia Civil de Costa Rica intervino como parte de las tropas invasoras que incursionaron, en flagrante agresión, contra el pueblo  de República Dominicana, en 1965.

En el 2003 el gobierno de Abel Pacheco incluyó arbitrariente a Costa Rica en la lista, de los que pretenciosa y temerariamente, se denominaban países aliados, para atacar vilmente y en forma criminal, al gobierno legítimo de Irak, en la fratricida operación “Tormenta del Desierto”; ordenada por el canalla George W. Bush.

Algunos entre muchos de los bochornosos  hechos que dan fe de la farsa de un “país sin ejército”,  y de la influencia directa de las estructuras castrenses yankis y el Departamento de Estado, en la política de seguridad o las decisiones de los gobiernos de Costa Rica en materia militar y diplomática; en el contexto de conflictos de países de la región o internacionales.

Es a todas luces un país sin autoridad, que adolece de una estrategia independiente, más allá de la retórica en torno a la paz, la democracia, el Estado de derecho y la ausencia de militarismo, con raras excepciones en el tiempo, donde la inmoralidad oligárquica y  la corruptela politiquera, se arrastra a las pezuñas de la bestia imperialista.

Un tendencioso “poder suave” que se presta impúdicamente    a los planes de los intereses hegemónicos,  contradice las leyes internacionales y lesionan el derecho de las naciones a la  autodeterminación y de los pueblos a vivir en un sistema político que han escogido libremente.

Por lo tanto, no encontraríamos nada extraño, en la asistencia una pequeña unidad naval, de los cuerpos armados de Costa Rica, a los ejercicios militares que se desarrollan en aguas territoriales de Colombia.

De la misma forma, parece que la gestión gubernamental de turno en Costa Rica, ha cedido fácilmente a las presiones de la diplomacia terrorista del Senado de los EEUU, y a las pretenciones del Comando Sur y de la Casa Blanca de invadir, La República Bolivariana de Venezuela y Nicaragua Sandinista.

CBYLO-CPCES
San José – Costa Rica
Setiembre 07 de 2018

Nicaragua: ¡vamos a celebrar otra victoria!

plazanicapor nuovopci.it

Comunicado CC 13/2018 – 12 de agosto de 2018

Después del lanzamiento del Comunicado CC 12/2018 del 6 de agosto, un camarada del P.CARC de Italia (Partido de los Comités de Apoyo a la Resistencia – para el Comunismo) nos señaló que el imperialismo de EE. UU. y la Comunidad Internacional de los grupos imperialistas europeos, estadounidenses y sionistas en América Latina sufrieron en este momento otra amarga derrota, precisamente en Nicaragua, otro de los países de la Alianza promovida por Hugo Chávez. Esta es también una victoria para celebrar y una lucha para aprender.

El camarada tiene toda la razón e invitamos a todas y todos que nos leen a imitar su conducta: no nos ahorren las críticas que nos ayudan a mejorar nuestra comprensión de las cosas y nuestra actividad. También de esta manera se contribuye en hacer avanzar la revolución socialista que está en marcha en nuestro país, Italia, promovida por el Partido comunista.

Es realidad que en estos días tenemos dos victorias en América Latina para celebrar y dar a conocer a las masas populares de Italia, para alentar la lucha que deben conducir: la de Venezuela contra la intentona de golpe de Estado del 4 de agosto y la de la intentona de “cambio de régimen” en Nicaragua, promovida desde abril hasta julio de 2018.

Desde mediados de abril de 2018, el imperialismo estadounidense con sus cómplices y agentes locales ha arremetido contra Nicaragua con una campaña de atentados, ataques, devastaciones y disturbios con el objetivo de hacer renunciar al gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo, a la cabeza del Frente de Liberación Nacional Sandinista (FSLN) que en noviembre de 2016 con más del 72% de los votos expresos ganó las elecciones presidenciales por tercera vez consecutiva.

Fue una intentona de golpe como la que tuvieron en Honduras en 2009 contra el presidente Manuel Zelaya, en Paraguay contra el presidente Fernando Lugo en 2012 y en Brasil contra la presidenta Dilma Rousseff en 2016.

Pero en Nicaragua, su intentona de “revolución de colores” y “cambio de régimen” ha fracasado. Factor importante fue que el FSLN es heredero de una larga lucha revolucionaria para la liberación nacional llevada a cabo en contra de las marionetas del imperialismo estadounidense y que culminó el 19 de julio de 1979 con el derrocamiento de Somoza por las fuerzas armadas revolucionarias del FSLN que mantuvieron el gobierno del país hasta 1990. En ese año, el FSLN tuvo que ceder el gobierno después de diez años de una guerra de desgaste financiada y respaldada por los Estados Unidos. Pero con las elecciones presidenciales a finales del año 2006 y en conformidad a un acuerdo con la Iglesia Católica y la asociación de la burguesía local (COSEP), ha retomado el gobierno que ha sido confirmado por las elecciones posteriores en 2011 y 2016 y ha podido resistir con firmeza y éxito a la intentona de golpe de este año. La intentona fue apoyada abiertamente por los aliados traidores del FSLN, el COSEP y gran parte de la Conferencia Episcopal y causó alrededor de 200 muertes, miles de heridos y daños materiales considerables en las estructuras públicas y privadas de 23 (de 153) municipios del país, incluyendo Managua y otras ciudades importantes, pero finalmente fracasó. La campaña de atentados, devastaciones y disturbios terminó a fines del mes de julio y los sandinistas celebraron con una gran participación de las masas populares el 39 aniversario de la salida de Somoza.

Con el Comunicado CC 12/2018 hemos: 1. convocando a las masas populares de nuestro país para celebrar la victoria del 4 de agosto junto con las fuerzas bolivarianas progresistas de Venezuela que han frustrado el intento del imperialismo estadounidense y sus cómplices y agentes, para decapitar al gobierno del presidente Maduro, 2. desafiando al “gobierno del cambio” M5S-Lega para que Italia se pusiera del lado del gobierno bolivariano de Venezuela contra la Comunidad Internacional de los grupos imperialistas europeos, estadounidenses y sionistas responsable del curso catastrófico de los acontecimientos que para que a esto se ponga fin, el 4 de marzo pasado M5S y Lega han tenido un amplio mandato electoral, 3. ilustrando las lecciones que tenemos que extraer de la lucha en curso en Venezuela para la lucha que estamos conduciendo en Italia.

La victoria lograda en Nicaragua por el FSLN liderado por Daniel Ortega y Rosario Murillo no es menos importante que la victoria lograda en Venezuela por el Gran Polo Patriótico liderado por Nicolás Maduro. Estas victorias confirman que incluso en América Latina, la Comunidad Internacional de los grupos imperialistas europeos, estadounidenses y sionistas deben recurrir a medidas cada vez más arriesgadas para continuar el curso catastrófico de los acontecimientos que ella impuso al mundo una vez que tomó su dirección debido al agotamiento (en los años ’70 del siglo pasado) de la primera oleada de la revolución proletaria (durante aproximadamente 60 años, desde 1917 hasta 1976, la burguesía imperialista ya no pudo dirigir el mundo y tenía que correr detrás del movimiento comunista: el movimiento comunista tenía la iniciativa en su mano).

El sistema político que ha servido a los grupos imperialistas estadounidenses en los últimos 40 años está en crisis en todos los países imperialistas y enfrenta crecientes dificultades en todo el mundo. Por su naturaleza, los grupos imperialistas no pueden cambiar el curso de los acontecimientos: cada uno de ellos debe continuar a toda costa aumentando la masa de dinero que tiene en su disposición (los capitalistas, por su naturaleza, no son capaces de dar una dirección conciente al curso de los acontecimientos: cada uno de ellos compite con los demás porque cada grupo imperialista debe aumentar su cantidad de dinero ni ellos pueden elaborar un “plan del capital” aunque por su naturaleza sean todos explotadores rapaces). Por eso, los capitalistas tienen que dañar al medioambiente, deben lanzarse en grandes obras sin otra razón de ser que su enriquecimiento (en Italia van desde la TAV -Tren Alta Velocidad- en Val de Susa hasta la TAP -Trans Atlantic Pipeline- en la costa sureste de la península), hacer que las empresas producan cada vez más cosas inútiles y perjudiciales siempre y cuando se venden bien, despedir a las trabajadoras y los trabajadores que no necesitan y hacer que trabajen más a las y los que quedan, transferir empresas para producir con menos gastos, expulsar a millones de personas de sus tierras para realizar plantaciones, minas y grandes obras y obligarlos a emigrar, multiplicar las guerras civiles, golpes de Estados y agresiones, extendiendo el hambre, la miseria y el embrutecimiento. Pero en todos los países el hartazgo e la indignación de las grandes masas crecerán cada vez más hasta que encuentren en los comunistas una dirección capaz de guiarlos a emanciparse definitivamente de la llamada Comunidad Internacional de los grupos imperialistas y cambiar el curso de los acontecimientos: el establecimiento del socialismo no solo es posible sino también necesario.

El punto de inflexión en la política mundial es un hecho: se acabó la época marcada por la llegada al poder de Margaret Thatcher en Gran Bretaña (1979), Ronald Reagan en los EE.UU. (1981) y en Italia por el “divorcio” entre el Banco de Italia y el gobierno de la República Pontificia (1981) tácitamente urdido por Aurelio Ciampi y Beniamino Andreatta con la bendición cómplice del secretario del Partido comunista italiano revisionista en aquel entonces Enrico Berliguer. Hoy, en cuanto a Italia, nos corresponde a nosotras y nosotros las y los comunistas identificar las condiciones que este punto de inflexión presenta en nuestro país para avanzar en la revolución socialista y beneficiarse de estas condiciones. La revolución socialista es una guerra popular revolucionaria promovida y dirigida por las y los comunistas que culminará en el establecimiento del socialismo. Las y los comunistas no esperan que estalle la revolución socialista. La historia del siglo pasado ha demostrado que la revolución socialista no estalla. Las y los comunistas proporcionan a sí mismos los medios para estar a la altura de su papel como promotores de la revolución socialista.

¡Fortalecemos el movimiento comunista conciente y organizado!

¡El futuro está en nuestras manos!

¡Atrévete a soñar, atréverte a pensar, atréverte a ver más allá del horizonte de la sociedad burguesa!

¡Atrévete a ganar! ¡Construimos nuestro futuro!

Nicaragua: un’altra vittoria da festeggiare!

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Comunicato CC 13/2018 – 12 agosto 2018

[Scaricate il testo del comunicato in Open Office / Word

Dopo la diffusione del Comunicato CC 12/2018 del 6 agosto un compagno del P.CARC ci ha fatto osservare che l’imperialismo USA e la Comunità Internazionale dei gruppi imperialisti europei, USA e sionisti in America Latina hanno subito in questo periodo un’altra cocente sconfitta, precisamente in Nicaragua, un altro dei paesi dell’Alleanza promossa da Hugo Chavez. Anche questa è una vittoria da festeggiare e una lotta da cui imparare.

Il compagno ha perfettamente ragione e invitiamo tutti i nostri lettori a imitare la sua condotta: non risparmiarci critiche che ci aiutano a migliorare la nostra comprensione delle cose e la nostra attività. Anche in questo modo si contribuisce a far avanzare la rivoluzione socialista che è in corso nel nostro paese, promossa dal Partito comunista.

Effettivamente in questi giorni abbiamo in America Latina due vittorie da festeggiare e da far conoscere alle masse popolari del nostro paese, a incoraggiamento per la lotta che esse devono condurre: quella in Venezuela contro il tentativo di colpo di Stato dello scorso 4 agosto e quella contro il tentativo di “cambio di regime” in Nicaragua protrattosi da aprile a luglio 2018.

Da metà aprile 2018 l’imperialismo USA con i suoi complici e agenti locali hanno investito il Nicaragua con una campagna di attentati, rivolte, devastazioni e disordini con l’obiettivo di far dimettere il governo di Daniel Ortega e Rosario Murillo, alla testa del Fronte Sandinista di Liberazione Nazionale (FSLN) che nel novembre 2016 con più del 72 % dei voti espressi ha vinto per la terza volta consecutiva le elezioni presidenziali.

È stato un tentativo di colpo di Stato come quello che è loro riuscito in Honduras nel 2009 contro il presidente Manuel Zelaya, in Paraguay contro il presidente Fernando Lugo nel 2012 e in Brasile contro la presidente Dilma Roussef nel 2016.

Ma in Nicaragua il loro tentativo di “rivoluzione colorata” e di “cambio di regime” è fallito. Fattore importante è stato che il FSLN è erede di una lunga lotta rivoluzionaria di liberazione nazionale condotta contro i fantocci dell’imperialismo USA e culminata il 19 luglio 1979 con la cacciata di Somoza da parte delle forze armate rivoluzionarie del FSLN che tenne il governo del paese fino al 1990. In quell’anno il FSLN aveva dovuto cedere il governo dopo dieci anni di una guerra di logoramento finanziata e spalleggiata dagli USA. Ma con le elezioni presidenziali della fine del 2006 e sulla base di un accordo con la Chiesa Cattolica e l’associazione della borghesia locale (COSEP), ha preso nuovamente in mano il governo che è stato confermato dalle successive elezioni del 2011 e del 2016 e ha saputo resistere con fermezza e successo al tentativo di colpo di Stato di quest’anno. Il tentativo è stato apertamente appoggiato dagli infidi alleati del FSLN, il COSEP e gran parte della Conferenza Episcopale Cattolica e ha causato quasi 200 morti, migliaia di feriti e grandi danni materiali in strutture pubbliche e private di 23 (su 153) municipi del paese, tra cui Managua e altre importanti città, ma alla fine è fallito. La campagna di attentati, devastazioni e disordini si è esaurita alla fine di luglio e i sandinisti hanno festeggiato con grande partecipazione di masse popolari il 39° anniversario della cacciata di Somoza.

Con il Comunicato CC 12/2018 abbiamo 1. chiamato le masse popolari del nostro paese a festeggiare la vittoria del 4 agosto assieme con le forze progressiste bolivariane del Venezuela che hanno sventato il tentativo dell’imperialismo USA e dei suoi complici e agenti, di decapitare con un attentato il governo del Presidente Maduro, 2. sfidato il “governo del cambiamento” M5S-Lega a schierarsi a fianco del governo bolivariano del Venezuela contro la Comunità Internazionale dei gruppi imperialisti europei, USA e sionisti responsabile del corso catastrofico delle cose per porre fine al quale il 4 marzo scorso M5S e Lega hanno avuto ampio mandato elettorale, 3. illustrato gli insegnamenti che dalla lotta in corso in Venezuela dobbiamo trarre noi italiani per la lotta che stiamo conducendo.

La vittoria ottenuta in Nicaragua dal FSLN capeggiato dal Daniel Ortega e Rosario Murillo è non meno importante della vittoria ottenuta in Venezuela dal Fronte Patriottico capeggiato da Nicolas Maduro. Queste vittorie confermano che anche in America Latina la Comunità Internazionale dei gruppi imperialisti europei, USA e sionisti deve ricorrere a misure sempre più arrischiate per far proseguire il corso catastrofico delle cose che essa ha imposto al mondo dopo che ne ha preso nuovamente in mano la direzione a causa dell’esaurimento (negli anni ’70 del secolo scorso) della prima ondata della rivoluzione proletaria.

Il sistema politico che negli ultimi 40 anni ha servito i gruppi imperialisti della CI è in crisi in ogni paese imperialista e incontra difficoltà crescenti in tutto il mondo. Per loro natura i gruppi imperialisti non possono cambiare il corso delle cose: ognuno di essi deve continuare a tutti i costi ad aumentare la massa di denaro di cui dispone. Per questo devono devastare la terra, lanciarsi in grandi opere senza altra ragion d’essere che il loro arricchimento (in Italia vanno dalla TAV della Val di Susa al TAP della costa orientale della penisola), far produrre alle aziende sempre più cose inutili e dannose purché si vendano bene, licenziare i lavoratori di cui non hanno bisogno e far lavorare di più quelli che tengono, trasferire aziende dove far produrre gli costa di meno, cacciare milioni di persone dalla loro terra per farvi piantagioni, miniere e grandi opere e costringerli a emigrare, moltiplicare guerre civili, colpi di Stato e aggressioni, diffondere fame, miseria e abbrutimento. Ma in ogni paese l’insofferenza e l’indignazione delle grandi masse cresceranno sempre di più finché troveranno nei comunisti una direzione capace di guidarle a emanciparsi definitivamente dalla CI e a cambiare il corso delle cose: l’instaurazione del socialismo è non solo possibile ma anche necessaria.

La svolta nella politica mondiale è un fatto: è finita l’epoca segnata dall’avvento al potere di Margaret Thatcher in Gran Bretagna (1979) e Ronald Reagan negli USA (1981) e in Italia dal “divorzio” tra la Banca d’Italia e il governo della Repubblica Pontificia (1981) tacitamente imbastito da Aurelio Ciampi e Beniamino Andreatta con la complice benedizione di Enrico Berlinguer. Oggi quanto all’Italia sta a noi comunisti individuare le condizioni che questa svolta presenta nel nostro paese per far avanzare la rivoluzione socialista e giovarcene. La rivoluzione socialista è una guerra popolare rivoluzionaria promossa e diretta dai comunisti che culminerà nell’instaurazione del socialismo. I comunisti non stanno ad aspettare che la rivoluzione socialista scoppi. La storia del secolo scorso ha dimostrato che la rivoluzione socialista non scoppia. I comunisti si danno i mezzi per essere all’altezza del loro ruolo di promotori della rivoluzione socialista.

Rafforziamo il movimento comunista cosciente e organizzato!

Il futuro è nelle nostre mani!

Osare sognare, osare pensare, osare vedere oltre l’orizzonte della società borghese!

Osare vincere! Il nostro futuro lo costruiamo noi!

Carta abierta a Pablo Iglesias desde Nicaragua

Risultati immagini per Nicaragua Sandinistapor Walter Augusto Solís Aguilar

Estimado Pablo Iglesias,

Desde Nicaragua he presenciado el surgir y la evolución de Podemos y de su figura en España como un soplo de aire fresco en la arena política internacional y como una novedad positiva para la construcción de un mundo capaz de superar las limitaciones estructurales que nos han arrastrado a la crisis civilizatoria actual, de profundo calado social, económico y medioambiental.

Sin embargo, tras su reiterada intermitencia con temas que no abordaré en esta carta y, finalmente, su reciente posicionamiento en el programa Fort Apache en relación a la crisis que estamos viviendo en Nicaragua[1], he de decir que me ha provocado una gran decepción, llevándome a cuestionar seriamente las posibilidades de su partido para ofrecer una alternativa política a la ciudadanía española, y para que su país desempeñe a nivel internacional un papel más reivindicativo por la justicia y la paz, que el que ha venido jugando en las últimas décadas, especialmente de cara a los pueblos latinoamericanos.

En primer lugar, quiero recriminarle su falta de sensibilidad y la de sus contertulios para con las personas que estamos viviendo esta campaña del terror en Nicaragua, ya que en sus intervenciones ignoraron en gran medida las decenas de ataques terroristas que hemos sufrido en este país en los últimos dos meses, los cuales nos han dejado un saldo de 198 vidas segadas hasta el momento y cuantiosos daños a la infraestructura, especialmente a la infraestructura pública, cuya estimación asciende a los 183 millones de dólares aproximadamente, según el último informe oficial[2], lo que equivale al 1.3% del PIB nicaragüense del año 2017. En un momento como el que estamos atravesando en Nicaragua, centrar su programa en las críticas a la figura y el liderazgo de Daniel Ortega, y en la historia política del partido del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), me resultó doloroso. Ignorar la abrumadora violencia de la que estamos siendo víctimas, y no sólo no denunciarla, sino incluso justificarla amparados en prejuicios culturales y en los errores del FSLN, es un desprecio absoluto a la dignidad de nuestro pueblo.

Centrar su programa en la cuestión de si nuestro país es o no sandinista, es seguir promoviendo clichés y jugar con la ignorancia del público de su programa. El sandinismo, además de ser una fuerza política de capacidad organizativa ejemplar, es una escuela de pensamiento político que surgió dando respuesta a las problemáticas propias de las naciones latinoamericanas. Ningún país, ni siquiera la cuna de Sandino, podría plantear que su población en bloque asume los valores sandinistas, porque eso equivaldría a decir que vivimos en un país de pensamiento unidireccional, sin disenso, en un país donde no se permite la divergencia ideológica y política. En Nicaragua, se lo aseguro, no vivimos en un país así. Está claro que tanto usted como sus invitados poseen un conocimiento bastante limitado sobre la diversidad política, religiosa, étnica y social que nos caracteriza.

Seguidamente, las críticas a la figura de Ortega en su quehacer político y en lo que respecta a su historia personal, muestran la parcialidad absoluta de sus invitados, alineados casi completamente con los discursos vertidos a la opinión pública por Sergio Ramírez, Ernesto Cardenal, Gioconda Belli o Carlos Fernando Chamorro, militantes todos ellos del Movimiento Renovador Sandinista (MRS) y enemigos acérrimos de Daniel Ortega y Rosario Murillo, a los que profesan un intenso odio personal, para todos conocido. Daniel Ortega es un hombre, tan imperfecto como cualquier otro hombre, pero ha ganado tres elecciones en fila, limpiamente, y con un apoyo amplio de la ciudadanía. Su liderazgo político tanto dentro del FSLN como fuera de él, es incuestionable en Nicaragua, mal que les pese a ustedes y a las figuras del MRS. Así lo indican incluso las encuestas de alcance regional, entre ellas el Latinobarómetro, que en octubre del año pasado reflejaba una aprobación a la gestión del Gobierno nicaragüense del 67% de la población, la mayor de toda América Latina, y a mucha distancia de la aprobación a gobiernos como el de Uruguay (41%), Argentina (36%), Chile (33%) o Colombia (30%), por poner algunos ejemplos[3].

También fue evidente su alienación y la de sus invitados con los medios de alcance masivo vinculados al poder financiero y corporativo, como lo es El País en España, o El Nuevo Diario, La Prensa y el Confidencial en Nicaragua, estos dos últimos sostenidos inclusive por el apoyo financiero de instituciones de gobierno estadounidense, así que ya me dirá usted qué clase de libertad de pensamiento está promoviendo su programa en la audiencia española. Pareciera que no existieran otros medios donde conocer la lectura que está haciendo el gobierno de Nicaragua y que estamos haciendo los defensores de la soberanía de Nicaragua sobre los hechos acontecidos desde el 18 de abril. Pero los hay, lo que me lleva a concluir que el silencio de la mesa sobre la perspectiva de un golpe de Estado en Nicaragua, más que su torpeza intelectual, indica su complicidad con los poderes fácticos que nos están atacando.

Parece que también ustedes están satisfechos con la sociedad de juguete en la que quieren convertir a la ciudadanía global, incapaz de desarrollar un criterio propio desde el que interpretar la realidad política actual. La cantidad de hechos y detalles que cuestionan la versión mainstream de la “insurrección popular” y de las “protestas pacíficas” son tan abrumadoras, que no es posible ignorarlas. Pero usted y sus contertulios prefieren mirar hacia otro lado. Prefieren puntualizar los errores de Ortega y su partido, incluso dándose el lujo de emitir juicios sobre decisiones políticas que no se pueden comprender desde la realidad política española, reproduciendo una posición academicista y colonialista con la que – sinceramente – creía que usted no comulgaba. Me equivoqué. Incluso una de sus invitadas llegó a desacreditar la posición de Augusto Zamora, la única voz de la mesa que podría explicar el significado de las decisiones políticas tomadas por el FSLN en el pasado. No nos sorprende: como siempre, el academicismo español está por encima de la verdad de los pueblos latinoamericanos.

Tal como intentó explicarles el Sr. Augusto Zamora, las decisiones políticas que tuvo que tomar el FSLN para llegar al poder en el 2006 fueron necesarias para ganar esas elecciones y cumplir con el compromiso histórico del partido con sus bases, sumidas en la pobreza y la extrema pobreza a raíz de los estragos de la guerra contra EE.UU. en los 80, y del legado de las políticas y las prácticas de corrupción de los gobiernos neoliberales de los 90. Decisiones para muchos desagradables, pero necesarias, que se tomaron por el sentido de responsabilidad política del FSLN, para poder gobernar en este país e imprimir para Nicaragua un destino diferente al del resto de los países centroamericanos (Costa Rica incluida), enclaves del narcotráfico regional y vasallos del imperialismo en LAC.

Las críticas vertidas en su programa a los acuerdos políticos celebrados con Arnoldo Alemán y al modelo de gobierno nicaragüense, asentado en parte en las alianzas con la Iglesia católica nicaragüense y con el Consejo Superior de la Empresa Privada, desconocen la historia y el contexto social y político de mi país, que ha estado sujeto a la injerencia de EEUU desde la misma fundación de la República[4] en 1821 y que es de arraigada tradición católica, la cual nos fue impuesta a sangre y fuego por el colonialismo español. Sin esos acuerdos y alianzas políticas, tan criticados en el discurso de los sectores antisandinistas que ustedes han decidido reproducir como autómatas durante su programa, el FSLN no sólo no hubiera llegado al poder, sino que le habría sido imposible lograr la estabilidad política y económica necesaria para desarrollar un modelo de gobierno como el que se ha implementando desde el 2007, el cual ha logrado sacar de la pobreza al 17.6% de la población en el periodo 2009-2016, aumentar la cobertura eléctrica del 54% al 94% de la población en diez años e imprimir un ritmo de crecimiento estable cercano al 5% del producto interior bruto en los últimos nueve años.

Vincular al ciclo económico las mejoras en las condiciones de vida del pueblo nicaragüense sin reconocer los logros de la gestión pública del gobierno – como hizo uno de sus panelistas – es desconocer que Nicaragua ha superado su condición como el segundo país más pobre de toda América Latina y del Caribe, en una región asolada por la inseguridad y la pobreza: según los datos del CEPAL[5], mientras la pobreza en Guatemala y Honduras alcanzaba a un promedio del 60% de sus poblaciones respectivas para el 2014, en Nicaragua vivían en esta condición el 29% de la población y la extrema pobreza alcanzaba al 8%. Por el contrario, en Honduras la extrema pobreza alcanza al 44% de su población, y en Guatemala al 30%. Pero ustedes prefieren cuestionar las decisiones económicas del gobierno nicaragüense, reproduciendo sin filtros las críticas repetitivas y vacías de los opositores del FSLN. Dígame usted qué gobierno ha sido capaz de construir un modelo económico desvinculado del capitalismo neoliberal que nos ha absorbido a todos. Solamente Cuba ha logrado mantener un modelo así, y todos sabemos el costo enormísimo que ha tenido que pagar el pueblo cubano por defender su soberanía.

Al contrario de usted, Daniel Ortega siempre ha sido consecuente con sus principios, apoyando a los gobiernos que –como Nicaragua – se han distanciado de los lineamientos políticos de EE.UU. De igual manera, siempre ha promulgado y llamado a la unidad de los pueblos latinoamericanos y exigido el derecho a la autodeterminación de los mismos. Ustedes no pueden comprender el valor de este compromiso del gobierno sandinista y de Daniel Ortega a nivel regional, porque nunca han experimentado el acecho de la potencia del norte, sino que más bien ustedes mismos son los aliados de esta potencia, herederos de un pasado colonialista y hacedores de un presente injerencista sobre los países latinoamericanos, como bien pudimos observar a través del golpe de Estado a Chávez en el 2002, el apoyo de la Embajada española a los liberales en las elecciones de Nicaragua del 2006, o través de su falta de compromiso con la defensa de los valores democráticos durante el impeachment a Fernando Lugo en Paraguay en el 2012.

La defensa de la soberanía nacional y de la unidad latinoamericana, y la lucha contra el empobrecimiento de las mayorías excluidas en Nicaragua, son los verdaderos principios del sandinismo, que ustedes no son capaces de identificar y que los intelectuales del MRS – que ustedes tanto admiran – no pueden compartir, a pesar de quererse llamar sandinistas, porque ellos son parte de esa minoría de la burguesía criolla que ha mantenido y se ha beneficiado de esas condiciones de explotación sobre las mayorías empobrecidas de Nicaragua. Ahí deben encuadrar ustedes la posición de Ernesto Cardenal o de Gioconda Belli, cuyo poema dio entrada al debate sobre la crisis nicaragüense en su programa. Me imagino que antes de dar legitimidad a las palabras de la Sra. Belli, se dio a la tarea de estudiar un poco su historia familiar. Sabrá por tanto que las políticas puestas en marcha por su hermano Humberto Belli, exministro de educación en los 90 y miembro del Opus Dei en Nicaragua, supusieron la expulsión de miles de niñas, niños y jóvenes nicaragüenses del sistema escolar, cuya privatización fue casi absoluta[6]. Que privilegio para la Sra. Gioconda haber nacido en la familia Belli y que sus hijas no hayan tenido que sufrir los “costos” sociales de las decisiones políticas de su tío. Muchos otros nicaragüenses nacidos a finales de los 70 y en los 80, no han tenido esa misma suerte.

Reflexionando sobre la coherencia del ideario político de la Sra. Gioconda Belli quien, por cierto, es ciudadana norteamericana residente en EEUU desde la década de los 90, doy por sentado que tanto usted como sus invitados, en sus profundas lecturas sobre la historia política de mi país, pudieron darse cuenta de que el partido político en el que milita la Sra. Gioconda se presentó a las elecciones nacionales del 2016 en alianza con el Partido Liberal Independiente. Imagínese Sr. Iglesias, es como si su partido se hubiera presentado en alianza con el Partido Popular a las elecciones. Una total incoherencia. ¿Qué sandinismo puede profesar esta señora y los colegas de su formación política si se prestan a concurrir a unas elecciones en alianza con la extrema derecha nicaragüense? No puedo comprender la hipocresía de la Sra. Belli al llenarse la boca reclamando para sí misma y para los suyos la fidelidad al verdadero ideario sandinista, cuando su política se ha caracterizado por una total incoherencia con estos valores.

Pero ustedes prefieren hacerse los tontos, los ciegos y los sordos, y tragarse el producto mediático que con sus tintes revolucionarios ha encandilado a los programas de análisis políticos orientados al consumo de masas, como el suyo. Prefieren faltar a la ética y mantener al pueblo español en la ceguera histórica, en la ignorancia y en su ausencia de toda responsabilidad en la conformación del sistema mundo y de su esquema de poder, el mismo que nos llevado hasta dónde estamos y que ustedes con su complicidad han elegido seguir reproduciendo.No vaya a ser que se rompa el encantamiento de su impostura, de su coleta, de sus camisas blancas y de su incapacidad para plantar cara al legado histórico que hemos heredado, y que continuaremos arrastrando porque, desde aquí, nos ha quedado bien claro el lugar que usted ha decidido jugar en la historia. Un package atractivo sin mucho contenido.

Desde la Nicaragua diversa, multiétnica, multilingüe y solidaria,

Walter Augusto Solís Aguilar

Nicaragua, la revolución y la niña en el bote

Risultati immagini per Nicaragua Sandinistapor Atilio A. Boron

La dolorosa coyuntura actual en Nicaragua ha precipitado un verdadero aluvión de críticas. La derecha imperial y sus epígonos en América Latina y el Caribe redoblaron su ofensiva con un único y excluyente objetivo: crear el clima de opinión que permita derrocar sin protestas internacionales al gobierno de Daniel Ortega, elegido hace menos de dos años (noviembre del 2016) con el 72 por ciento de los sufragios. Esto era previsible; lo que no lo era fue que en esa arremetida participaran con singular entusiasmo algunos políticos e intelectuales progresistas y de izquierda que unieron sus voces a la de los lenguaraces del imperio. Un notable revolucionario chileno, Manuel Cabieses Donoso, de cuya amistad me honro, escribió en su flamígera crítica al gobierno sandinista que “la reacción internacional, el ‘sicario’ general de la OEA, los medios de desinformación, el empresariado y la Iglesia Católica se han adueñado de la crisis social y política que gatillaron los errores del gobierno. Los reaccionarios se han montado en la ola de la protesta popular.”

Descripción correcta de Cabieses Donoso de la cual, sin embargo, se extraen conclusiones equivocadas. Correcta porque es cierto que el gobierno de Daniel Ortega cometió un gravísimo error al sellar pactos “tácticos” con enemigos históricos del FSLN y, más recientemente, tratar de imponer una reforma previsional sin consulta alguna con las bases sandinistas o actuar con incomprensible desaprensión ante la crisis ecológica en la Reserva Biológica Indio-Maíz. Correcta también cuando dice que la derecha vernácula y sus amos extranjeros se adueñaron de la crisis social y política, dato éste de trascendental importancia que no puede ser soslayado o subestimado. Pero radicalmente incorrecta es su conclusión, como son las de Boaventura de Sousa Santos, la del entrañable y enorme poeta Ernesto Cardenal, y Carlos Mejía Godoy, amén de toda una plétora de luchadores sociales que en sus numerosas denuncias y escritos exigen –algunos abiertamente, otros de modo más sutil- la destitución del presidente nicaragüense sin siquiera esbozar una reflexión o arriesgar una conjetura acerca de lo que vendría después. Conocidos los baños de sangre que asolaron Honduras siguiendo la destitución de “Mel” Zelaya; los que hubo en Paraguay luego del derrocamiento “express” de Fernando Lugo en 2012, y antes lo que sucediera en Chile en 1973 y en Guatemala en 1954; o lo que hicieron los golpistas venezolanos después del golpe del 11 de Abril en el interludio de Carmona Estanga “el breve”, o lo que está ocurriendo ahora en Brasil y los centenares de miles de asesinatos que hizo la derecha durante las décadas del “cogobierno FMI-PRIAN” en México, o el genocidio de los pobres practicado por Macri en la Argentina. ¿Alguien en su sano juicio puede suponer que la destitución del gobierno de Daniel Ortega instauraría en Nicaragua una democracia escandinava?

Una debilidad común a todos los críticos es que en ningún momento hacen alusión al marco geopolítico en el que se desenvuelve la crisis. ¿Cómo olvidar que México y Centroamérica es una región de principalísima importancia estratégica para la doctrina de seguridad nacional de Estados Unidos? Toda la historia del siglo veinte está marcada por esta obsesiva preocupación de Washington para someter al rebelde pueblo nicaragüense. A cualquier precio. Si para ello fue necesario instaurar la sangrienta dictadura de Anastasio Somoza a la Casa Blanca no le tembló el pulso y actuó en consecuencia. Criticado por algunos representantes Demócratas en el Congreso de Estados Unidos por el respaldo que Franklin D. Roosevelt le otorgaba al dictador, éste se limitó a responder que “sí, es un hijo de puta pero es NUESTRO hijo de puta.” Y las cosas no cambiaron desde entonces. Cuando el 19 de Julio de 1979 el Frente Sandinista derrotó al régimen somocista, el presidente Ronald Reagan no titubeó un minuto en organizar una operación mafiosa de tráfico ilegal de drogas y armas a los efectos de poder financiar, más allá de lo que autorizaba el Congreso de Estados Unidos, a la “contra” nicaragüense. Se conoció todo esto bajo el nombre de “Operación Irán-Contras”. ¿Podemos ser hoy tan ingenuos para obviar estos antecedentes, o para pensar que esas políticas intervencionistas y criminales son cosas del pasado? Un país, además, que en tiempos recientes ha planeado la construcción de un canal interoceánico –financiado por enigmáticos capitales chinos-que competiría con el de Panamá, controlado de hecho, si no de derecho, por Estados Unidos. Estos no son datos anecdóticos sino de fondo, indispensables para calibrar con precisión el marco geopolítico en que se desenvuelven los trágicos acontecimientos de Nicaragua.

Todo lo anterior no significa obviar los graves errores del gobierno de Daniel Ortega y el enorme precio pagado por un pragmatismo que si estabilizó la situación económica del país y mejoró las condiciones de vida de la población hipotecó la tradición revolucionaria del sandinismo. Pero el pacto con los enemigos siempre es volátil y transitorio. Y ante la menor muestra de debilidad del gobierno, y ante un grosero error basado en el desprecio por la opinión de la base sandinista, aquellos se lanzaron con todo su arsenal a la calle para voltear a Ortega. Trasladaron buena parte de los mercenarios que protagonizaron las “guarimbas” en Venezuela a Nicaragua y están aplicando ahora en Nicaragua la misma receta de violencia y muerte que se enseña en los manuales de la CIA. Conclusión: la caída del sandinismo debilitaría el entorno geopolítico de la brutalmente agredida Venezuela, y aumentaría las chances para la generalización de la violencia en toda la región.

Estando en el Foro de Sao Paulo que tiene lugar en La Habana pude deleitarme en la contemplación del Caribe. Allí divisé, a lo lejos un frágil botecito. Lo manejaba un robusto marinero y, en el otro extremo se encontraba una joven muchachita. El timonel parecía confundido y se esforzaba para mantener el rumbo en medio de una amenazante marejada. Y se me ocurrió pensar que esa imagen podía representar con elocuencia al proceso revolucionario, y no sólo en Nicaragua sino también en Venezuela, Bolivia, donde sea. La revolución es como aquella niña, y el timonel es el gobierno revolucionario. Este se puede equivocar, porque no hay obra humana a salvo del error; y cometer errores que lo dejen a merced del oleaje y pongan en peligro la vida de la niña. Para colmo, no muy lejos se dibujaba la ominosa silueta de una nave de guerra de Estados Unidos, cargada de armas letales, escuadrones de la muerte y soldados mercenarios. ¿Cómo salvar a la niña? ¿Botando el timonel al mar y dejando que se hunda el bote, y con él la niña? ¿Entregándola a la turba de criminales que se agolpan, sedientos de sangre y prestos para saquear el país, robarle sus recursos y violar y luego matar a la jovencita? No veo que eso sea la solución. Más productivo sería que algunos de los otros botes que se encuentren en la zona se acerquen al que está en peligro y hagan que el desastrado timonel enderece el rumbo. Hundir al que lleva a la niña de la revolución, o entregarla al navío norteamericano difícilmente podrían ser consideradas soluciones revolucionarias.

Chavistamente: Pepe y el loco

Risultati immagini per Nicaragua Sandinistapor Carola Chávez

Hoy vuelve Pepe a ser portada en los medios que celebran su última pepada

Pepe Mujica, el viejito humilde, el que maneja un volkswagen de toda la vida, el que pisa el freno con su chancleta -nunca el acelerador-, siempre un osito de peluche que todos quieren porque ¿cómo no querer a ese viejito con cara de duende que vive en un ranchito y no molesta a nadie?

Pepe el viejito tranquilo, prudente, salvo cuando hay un micrófono abierto y se le sale el “tuerto” y de la “vieja loca”, en pleno proceso de formación de UNASUR,  el “loco como una cabra”, en plena guarimba contra el gobierno de Maduro… Y Pepe y su lengua siempre en perfecta sincronía con algún feroz ataque de la oligarquía, siempre convertido en bandera de quienes nos atacan, ahí con sus chancletas y sus uñas encajadas, que, si te fijas, es lo único a que las élites les molestó de Pepe.

Hace un tiempito vi a Pepe en el programa de Jordi Évole, que fue en peregrinación a la famosa chacarita para mostrarle al mundo que se puede ser revolucionario e inofensivo a la vez y que eso es muy bueno. Ahí estaba Pepe, enfáticamente desgreñado, como siempre, contándole a Jordi lo asqueante que es la política regional, enumerando generalidades, obviando, cuidadosamente, los grandes progresos alcanzados en la época en la que el continente marchaba mayoritariamente al paso de los pueblos; separándose de todo aquello, con la nariz arrugada, como intentando quitarse de encima una cucaracha… Y el entrevistador, famoso por arrinconar a sus entrevistados, risueño, escuchando como un niño al cuenta cuentos de la plaza. Una hora de narrativa de mierda, que describía a un continente de mierda, con presidentes de mierda y unos pueblos de mierda que se dejaban volver mierda, donde Pepe flotaba íngrimo en una impoluta tablita. No se salvaba nadie sino él, el viejito humilde que afirmaba frente a la cámara que en su larga y humilde vida no conoció jamás a un líder político que no fuera una mierda. Y todos los que odian a Fidel y a Chávez amaron a Pepe, el patriarca de las revoluciones inofensivas. La soberbia disfrazada de humildad.

Hoy vuelve Pepe a ser portada en los medios que celebran su última pepada: En medio de un brutal intento de revolución colorida en Nicaragua, con un reguero de muertos, la violencia más violenta, cuando el gobierno sandinista ha liberado casi todo el país de las guarimbas y las tracas, cuando está a punto de sofocar el último foco golpista, sale Pepe, siempre oportuno para el enemigo, y declara: “en la vida hay momentos en los que hay que decir me voy”. Y -¡sorpresa!- los que se tienen que ir no son los guarimberos sanguinarios, no, tienen  que irse Daniel Ortega y los sandinistas, y ceder el paso a quienes han torturado, violado, asesinado a cualquiera que les parezca sandinista. Tienen que irse y ponerse en fila, ordenadamente, para que los borren del mapa ¡Ay, Pepe!

Por eso, mientras los dueños del mundo satanizaban a Chávez, nos vendían a Pepe con su carrito, con sus chancletas, mal vestido y despeinado, sí, pero inofensivo. Y lo peor es que muchos lo compran y se tragan el cuento de que la cualidad revolucionaria se mide en chancletas y suéteres con bollitos, mientras más bollitos, más revolucionario…

Y como nos venden a Pepe, nos venden también a Iván Duque, que viaja a Washington en clase turista, como cualquier mortal que pueda pagar un boleto de avión; y a la primera ministra Croata, que se descuenta el sueldo para ir al mundial, y el de Holanda que limpia el café que derramó, y hasta al Rey de España, que lleva él mismo a su hija al colegio, sin chofer ni nada, mira tú… Y nos venden la idea de que lo importante es parecer común y corriente, pero sin fastidiar a los dueños, eso sí; no como Nicolás, que según Pepe, “está loco como una cabra”.

En fin, que saco mis cuentas, les regalo sus chancletas y me quedo con mi loco.

 

 

A fianco del Nicaragua Sandinista

cuba-italia-banderasMilano, 19 luglio 2018

A fianco del Nicaragua Sandinista e del suo Presidente, Comandante Daniel Ortega

L’Associazione Nazionale di Amicizia Italia-Cuba sostiene con profonda convinzione il Governo Sandinista del Nicaragua, guidato dal suo Presidente, il Comandante Daniel Ortega Saavedra.
Dal 18 aprile è in atto nel paese centro-americano un tentativo di colpo di Stato messo in opera dalla destra reazionaria e dalla oligarchia nazionale, ispirato dagli Stati Uniti e sostenuto dalla gerarchia ecclesiale e dalla Confederazione padronale, oltre che da sedicenti organizzazioni non governative.

Ad essi si sono aggiunte malavita nicaraguense e organizzazioni criminali salvadoregne che tentano di approfittare della situazione per penetrare in Nicaragua e installarvi le loro centrali del narcotraffico. Proprio la Polizia Nazionale nicaraguense è infatti stata il principale baluardo nell’impedire di esportare anche in Nicaragua il narcotraffico e il traffico di esseri umani che, tristemente, riempie le cronache di El Salvador, Honduras, Guatemala e Messico ed è proprio per questo che la violenza delle maras si è concentrata sugli agenti.


Il Nicaragua è stato anche teatro di una guerra basata sulle menzogne, sul ribaltamento totale delle verità dei fatti, sostituite con propaganda becera, diffusa sui mezzi di comunicazione della destra e sui social media da loro controllati e assunta come verità dai media, anche quelli italiani, che si sono distinti per la vergognosa adesione alla campagna di menzogne. Il sostegno dei media statunitensi ed europei e il ruolo attivo della gerarchia vaticana locale è servito a dipingere gli aggressori come aggrediti, le vittime come i carnefici, le maras armate di tutto punto come “studenti pacifici” mentre alla reazione popolare sono stati attribuiti termini come “paramilitari” e “repressori”.


Alla disposizione a discutere del Governo la risposta della destra clerico-fascista è stata quella di lanciare ultimatum affinché il Governo abbandonasse il paese. La disponibilità del Governo a tenere la polizia consegnata nei commissariati, come gesto di disponibilità per evitare l’escalation di violenza, è stata per i golpisti l’occasione per spargere il terrore nel paese. Ma la pazienza della popolazione è terminata e, preso atto dell’indisponibilità a trasferire sul piano negoziale la protesta politica, il Governo ha scelto di passere alla controffensiva. Con la partecipazione della popolazione sono stati smantellati i posti di blocco e disarticolati i gruppi delinquenziali che, diretti dal MRS, hanno sparso l’orrore, riproducendo un livello di brutalità mai conosciuto nella storia centenaria del Nicaragua e invece tristemente consueto nel “triangolo del Nord” centroamericano.


L’Associazione Nazionale di Amicizia Italia-Cuba fa appello a tutti i militanti della sinistra, ai democratici e agli antifascisti ad appoggiare gli sforzi del Governo Sandinista per riportare il Nicaragua dov’era situato fino al 18 aprile scorso, ovvero ai primi posti per sviluppo economico e giustizia sociale, per sicurezza pubblica e lotta alla povertà, con risultati straordinari che hanno disegnato il profilo rivoluzionario del Governo e reso il Nicaragua un modello da seguire. Il tentativo degli Stati Uniti di riprendersi con la forza il controllo dell’America Latina non deve passare e comunque non può avvenire nel silenzio di quanti credono nell’autodeterminazione dei popoli.

Segreteria Nazionale
dell’Associazione Nazionale di Amicizia Italia-Cuba

Nicaragua: unidos en la lucha no nos moverán

por Carlos Fonseca Terán

Muchos amigos de Nicaragua y de la Revolución Sandinista en el exterior se preguntan, conmocionados: ¿Cómo es posible que un país con tanta estabilidad económica y social, con altos índices de crecimiento económico y de reducción de la pobreza y de la desigualdad social, con un pueblo bien organizado y un partido de gobierno con tanto respaldo popular y hegemonía institucional, con una oposición de derecha fragmentada, casi sin partidos, literalmente de la noche a la mañana se haya convertido en un campo de batalla con enfrentamientos violentos, incendios, saqueos, tranques y muerte, en el que la delincuencia y el crimen organizado se han apoderado de barrios y prácticamente de ciudades enteras?

La respuesta es obvia, aunque a veces la perplejidad y otras veces el tranque mental de algunos no permita verla desde un primer momento. Cuando las causas de una crisis nacional son internas, ésta tiene un proceso de maduración, pero cuando las causas están afuera del país, la crisis se presenta de inmediato en todo su esplendor. Esto ocurre con las invasiones, por ejemplo, que la tiranía mundial del capital guarda como último recurso, debido a su costo político; pero funciona igual. Todo estaba preparado para echarse a andar en la primera oportunidad, y se había intentado varias veces; de hecho, días antes del inicio de la crisis actual se había tratado de generarla aprovechando el incendio forestal en la Reserva Indio Maíz.

Aun así, no podemos ni es bueno tapar el sol con un dedo, y debemos reconocer que algunos problemas de conducción política y organización propios del sandinismo y del funcionamiento de nuestro modelo político contribuyeron a que la ocasión fuera propicia para la activación del plan desestabilizador, pero es lo más probable que aun sin existir esos problemas, la ocasión propicia habría aparecido, aunque estando el sandinismo en mejores condiciones para enfrentarla.

Es estremecedor ver las semejanzas de imágenes entre los sucesos actuales de Nicaragua y los de Venezuela en época de guarimbas. Cuando el odio se esparce – a través de medios de comunicación y demás pilares de influencia de la derecha en la sociedad – es como cuando hay una fuga de gas. Basta encender un fósforo y todo estalla. La llama del fósforo en este caso han sido las muertes, y el fósforo fue la reforma a la seguridad social, que pudo ser encendido por el alto nivel de desinformación sobre la misma, que era perjudicial para los sectores acomodados del país, pero algunos de cuyos contenidos permitieron presentarla como perjudicial para el pueblo.

El gas del odio implica la siembra de códigos que luego sólo son activados para que se imponga la irracionalidad y la histeria. Es por eso que las exigencias de los “autoconvocados” son difusas, pues lo único concreto – que era el rechazo a la reforma señalada – se desactivó con su derogación. Su única bandera ha pasado a ser la de siempre, pero que escondían al inicio: el derrocamiento del gobierno legítimamente electo de Nicaragua, del que nadie puede negar que ha sido el mejor evaluado por el pueblo nicaragüense en toda nuestra historia, debido a su evidente preocupación por la mejoría de las condiciones de vida de los nicaragüenses. Nadie puede pararse ante el pueblo nicaragüense y decirle con seriedad que este ha sido un mal gobierno. ¿Por qué no lo dejan entonces seguir haciendo todas las cosas beneficiosas para el pueblo que venía haciendo hasta el estallido de esta crisis? ¿Por qué no se le permite a Nicaragua volver a la estabilidad, el crecimiento económico sostenido, la creciente reducción de la pobreza y de la desigualdad social, la construcción de obras de progreso? Porque hay un plan en marcha con un objetivo, que es el derrocamiento de otro gobierno de izquierda en América Latina, como se hizo en Honduras, Paraguay y Brasil, y como no se ha podido hacer en Cuba, Venezuela y Bolivia.

Está claro que la izquierda ha venido perdiendo espacios de poder en nuestro continente y que en algunos casos ha habido desgaste político y problemas internos, pero sólo en un país de América Latina la izquierda ha sido desplazada del gobierno por elecciones desde la llegada de Chávez al poder en Venezuela, y es Argentina. En el resto de países donde han caído los gobiernos de izquierda electos democráticamente, ha sido producto de golpes de Estado. En el caso de Nicaragua era más difícil porque el Estado en su totalidad ha estado y sigue estando controlado por el sandinismo desde 2012, gracias a los votos ampliamente mayoritarios obtenidos en dos elecciones consecutivas (2011 y 2016). Esta es una de las causas por las que aquí tardó más en ser aplicado el plan de derrocamiento.

El código intervencionista es tan evidente, que Nicaragua es el único país en el que los personeros de la derecha sin disimulo alguno, han invocado a Gene Sharp, el creador del formato aplicado por Estados Unidos para el derrocamiento de gobiernos que no son de su agrado, y que se conoce como “revoluciones de colores”; porque desde su nombre mismo el formato incluye como parte de su contenido poner la realidad al revés: las víctimas son victimarios y viceversa, la defensa propia es agresión, la agresión es legítima defensa, la violencia es resistencia cívica, los violentos son manifestantes pacíficos, los que resisten las agresiones son “turbas” o “fuerzas paramilitares”, los que defienden el poder tiránico mundial del capital y su pensamiento único son los que cuestionan el poder, los que se oponen al mismo y defienden la libertad de los pueblos son los defensores de un poder opresor, la empresa privada es defensora de los trabajadores y los jubilados, la Iglesia se convierte en vocera de los grupos abortistas, las canciones y consignas revolucionarias son usadas en contra de la revolución, y la contrarrevolución es “una nueva revolución”.

Basta que la Policía intervenga en algún disturbio – cosa que prácticamente no está haciendo desde hace semanas – y aunque todos los policías anden desarmados, resulta que hay muertos. Se sabe perfectamente que mucha gente con experiencia militar está actuando a favor de los “autoconvocados” (policías – incluidos ex altos oficiales –separados de sus cargos por sospechas de corrupción, retirados del Ejército resentidos porque no se les ha entregado – o no se les ha vuelto a entregar, en algunos casos – los beneficios económicos que piden, ex combatientes de la contrarrevolución en los años ochenta, etc.). Los cadáveres de varios muertos en los enfrentamientos presentaban balas de plomo disparadas de forma certera en la parte superior de la cabeza, con armas que no son las reglamentarias de la policía en estas situaciones.

Aparte de esto, todos los muertos se presentan como masacrados, en lo que se ha convertido en un macabro festín carroñero de los medios de comunicación de la derecha. Ya no pueden ni disimular su júbilo con cada nuevo nicaragüense que pierde la vida, víctima de la violencia que ellos mismos alimentan con noticias falsas que exacerban conscientemente los ánimos. Hay una conocida reportera, famosa por su vulgaridad y falta de ética periodística, al servicio de un medio de comunicación que se ha convertido en el agitador número uno de las acciones desestabilizadoras, que siempre llega a los lugares donde acto seguido se desata la violencia, estando ella ahí de antemano “por casualidad” para presentar “la exclusiva” acomodada a sus intereses.

El formato incluye lo que puede considerarse como el guion de la violencia, y que consiste en lo siguiente:

1. Se hace una protesta pacífica o bien una marcha, en las que participa mucha gente, unos manipulados, otros defendiendo conscientemente sus intereses de clase, pero todos haciendo uso de su legítimo derecho a manifestarse.

2. Grupos violentos ajenos a la protesta pacífica y previamente preparados por la derecha aparecen al final de cada actividad de estas perpetrando actos vandálicos de todo tipo, incluyendo ataques a sandinistas. En otros casos, los grupos violentos agreden a los sandinistas cuando éstos, haciendo uso de su derecho a la libre movilización, quieren pasar un tranque.

3. En dichos enfrentamientos hay heridos y a veces muertos, en ambos bandos.

4. Si los enfrentamientos son después de una marcha, la noticia es que hubo una masacre, e incluyen entre las víctimas de la misma a todos los heridos y muertos, sean opositores o sandinistas. En el caso de la marcha del 30 de mayo, la sumatoria se hizo del total de víctimas de la violencia en todo el país, las cuales fueron presentadas como víctimas de una “masacre cometida por el gobierno” contra la marcha de Managua. Si los enfrentamientos son producto de ataques violentos a sandinistas, independientemente de que haya o no al mismo tiempo una manifestación pacífica de cualquiera de los dos bandos, la noticia es que las turbas de paramilitares orteguistas atacaron a manifestantes pacíficos, y luego de igual manera suman heridos y muertos opositores y sandinistas como si fueran las víctimas del “ataque de las turbas”, y para ponerle le cereza al pastel dicen que eran “de la JS”.

Basta usar el sentido común para comprender que es sencillamente absurdo que el principal perjudicado por los actos violentos, que es el gobierno, sea el que los promueva o los practique. Se tiene que haber perdido toda noción de la realidad para pensar que un gobierno bajo asedio, que acepta la entrada de organismos internacionales que le son adversos para que verifiquen lo que está pasando, pueda perpetrar, frente a los ojos de esos organismos llamados por él mismo y que están parcializados en su contra, semejantes actos de represión como los que quieren presentar los medios al servicio de la oposición y del plan de derrocamiento del gobierno sandinista.

Existen pruebas fehacientes de que el crimen organizado está financiando tranques y actos vandálicos, por razones obvias. El caos y la crisis de autoridad de los órganos que mantienen el orden y que enfrentan su actividad delictiva, es el mejor ambiente imaginable para sus acciones criminales. La presencia de grupos delincuenciales comunes al servicio de los “autoconvocados”, que ya se conocía, se hizo irrebatible con el esclarecimiento del asesinato de un ciudadano norteamericano en una de las zonas mejor controladas por estos grupos, y que fue filmado, así como fueron grabados los comentarios posteriores hechos por los autores del crimen a algunos compinches que los esperaban en su cuartel general, ubicado en la UPOLI; revelaciones que hicieron insostenible la imagen de estudiantes pacíficos atrincherados en defensa propia en dicho recinto universitario, lo cual obligó a los desestabilizadores a abandonarlo por decisión propia, dada la evidencia de lo que estaba sucediendo.

La Policía no sólo está acuartelada, sino que es atacada impunemente en sus unidades, con órdenes del gobierno de no disparar a los atacantes, en lo que ya es un verdadero alarde de prudencia nunca visto en la historia de ningún país, para evitar que se acuse a la fuerza policial de causar nuevos muertos. Una autoridad que actúa con semejante nivel de responsabilidad no puede ser acusada de uso excesivo de la fuerza y menos aún, de ser causante de las muertes por las que se le acusa y que continúan ocurriendo, a pesar del acuartelamiento.

No se debe culpar a los amplios sectores del pueblo que han sido miserablemente engañados por los que aplican explícitamente la receta de Sharp, uno de cuyos elementos fundamentales es la guerra psicológica que hace verlo todo al revés. Muchos nicaragüenses han sido víctimas de esto y no deben ser vistos por los demás como traidores o cosa parecida, porque incluso a los que no caen víctimas de la mentira se les asigna un papel en este plan, y es el de condenar a quienes han sido atrapados por ella, lo que diluye y disminuye la responsabilidad de los victimarios, que con esto cumplen uno de sus objetivos principales, que es la división de la sociedad y de las familias. Para desactivar la lógica con que funciona esto es esencial mantener la fraternidad en el seno familiar y entre los amigos a pesar de las posiciones diferentes, pero eso obviamente, sólo están en condiciones de hacerlo quienes no hayan sido contaminados por el odio. No olvidemos que es más fácil manipular a la gente que convencerla de que está siendo manipulada; pero al final – tarde o temprano – se impondrá la verdad, como siempre ocurre. Y cuando se haya logrado el triunfo sobre el odio, la mentira y la muerte, nada de revanchismos, ni venganzas; pues de lo contrario no se habría obtenido triunfo alguno.

Los sandinistas estamos quietos por ahora, porque no queremos ganar una guerra más de las que ya hemos ganado; lo que queremos es ganar la paz. El sólo hecho de que tuviéramos que ganar otra guerra sería ya la primera gran victoria de nuestros adversarios contrarrevolucionarios; una guerra que sin duda alguna ganaríamos, pero a un terrible precio de destrucción, desolación y muerte que queremos evitar, porque significaría retroceder décadas, y si a alguien le cuesta la paz en este país es al sandinismo, con decenas de miles de héroes y mártires que dieron su vida para que viviéramos en un país con justicia, libertad y paz. La guerra sólo se hace y no hay que esperar casi nada de tiempo para que sea desatada; la paz, en cambio, hay que construirla y lleva años lograrlo.

Los mismos bravucones enmascarados que con sus lanzamorteros en mano, posan para las fotos con edificios en llamas detrás de ellos; esos mismos que se creen valientes por agredir y torturar a personas indefensas, o proferir amenazas en las redes o bien de viva voz cuando no tienen quien les responda; esos mismos son los que después aparecen como angelitos, “víctimas pacíficas de la represión del régimen”, hechos un mar de lágrimas cuando son detenidos o cuando les va mal al enfrentarse a compañeros que se defienden de ellos.

Los sandinistas hemos ganado todas las guerras en las que hemos estado, pero nuestra mejor victoria en este momento será precisamente evitar la guerra, por amor al pueblo y a nuestra patria. Nosotros no andamos jugando a la guerra, porque la conocemos bien; pero el peor error que podrían cometer nuestros adversarios sería confundir nuestro sentido de responsabilidad con debilidad; al contrario, es parte de nuestra fortaleza; y si ahora que estamos quietos se están quejando por cualquier cosa que hacemos en defensa propia, imaginen si nos disponemos al combate, como sabemos hacerlo y mejor que nadie.

Quieren hacernos sentir culpables, y quieren que el miedo se vuelva a apoderar del pueblo, vendiendo la imagen de que mientras el FSLN gobierne habrá caos, así como antes quisieron engañar al pueblo diciéndole que si el FSLN gobernaba habría guerra. De lo que nadie debería dudar es de que si en Nicaragua vuelve la derecha al poder, no habrá más salud y educación gratuitas, ni seguridad social que cubra a las víctimas de guerra ni a los jubilados con pensión reducida, y el seguro no incluirá los beneficios que actualmente disfrutan los asegurados, ni tendrán su 6% del Presupuesto esos mismos universitarios que en tal caso habrían contribuido a llevar al poder a la derecha después de destruir sus propias universidades sin tocar si quiera a las universidades privadas, donde seguirían estudiando esos señoritos a los que hoy siguen, y en barrios y comarcas no habrá paquete solidario, ni usura cero, ni bono productivo alimentario, y los parques donde hoy juegan los niños de familias humildes volverán a caer en el abandono, como ya sucedió una vez.

Hay quienes con buenas intenciones se preguntan, ¿y por qué no renuncia ya el Presidente para que todo esto se acabe?, ilusionados creyendo que esto se calmaría con una decisión semejante. Ese es el más peligroso de todos los autoengaños. Si ahora que la derecha no está en el poder actúa de forma tan violenta y desalmada, imaginémonos lo que ocurriría si llega al poder y más aún, por la vía del derrocamiento, mientras por nuestra parte y como todo el mundo debería saber, los sandinistas no bajaríamos la cabeza y entonces sí, la confrontación violenta sería inevitable… y entonces sí, tendríamos una nueva guerra que ganar los sandinistas, pero es eso lo que no queremos.

Finalmente, aquí lo que está en juego no es un gobierno y menos aún, un Presidente; es una Revolución gracias a la cual tenemos patria y hemos tenido paz con justicia social más de una década, y si bien aún falta mucho camino que recorrer para derrotar la pobreza y la desigualdad social, es sólo con la Revolución que vamos a poder seguir avanzando en la lucha por mejorar las condiciones de vida del pueblo; y si bien hay muchos errores que superar, es sólo con la Revolución que vamos a poder hacerlo.

El Comandante Daniel Ortega lo sabe, y es por eso, porque conoce bien la gran responsabilidad que tiene al frente de este proceso revolucionario, al frente de este país por mandato popular, y por su compromiso con el pueblo, demostrado a lo largo de toda una vida de lucha y sacrificio, que no entregará el destino de Nicaragua en manos de aquellos a quienes con tal de ver satisfechas sus ambiciones no les importa ver caer el país a pedazos, incapaces de aceptar que Nicaragua cambió para siempre el 19 de julio de 1979.

#SANDINOVIVE #LALUCHASIGUE #DEFENDEMOSLAPAZ #QUEREMOSJUSTICIAYPAZ #NICARAGUAQUIEREPAZ #JUSTICIADIALOGOYPAZ

Nicaragua, l’inganno mediatico

di Fabrizio Casari – altrenotizie.org

Nemmeno la OEA ha voluto prestarsi al tentativo di colpo di stato della destra in Nicaragua. Lo stesso Segretario Generale, Almagro, aveva del resto già avvertito come il dialogo tra le forze politiche fosse l’unica via per disegnare un profilo di riforme istituzionali, compresa quella elettorale, e che solo attraverso elezioni si può conquistare il governo del Paese.

 

Almagro aveva anche ricordato che il governo sandinista non è certo etichettabile come una dittatura, mentre al contrario la menzogne offerte dall’opposizione ne dimostrano l’inaffidabilità. Eppure, insieme alla violenza, le menzogne sono il tratto distintivo del tentativo di colpo di stato di una destra che prova a mangiarsi il paese. Il racconto dei media internazionali è indecente, in Italia si segnalano RepubblicaCorriere e Manifesto nella corsa al falso.

 

Il Nicaragua è ormai simbolo dell’iperbole, regno del surreale, laboratorio della manipolazione, dell’offesa alla logica, dell’ignoranza che vuole imporsi sul buon senso. Dal 18 Aprile la verità viene schiacciata dalla propaganda della casta padronale che utilizza armi e tastiere per imporre la sua agenda. Sebbene si applichi il piano previsto da Gene Sharp, lì conosciuto come golpe suave e qui come “primavere” o “rivoluzioni colorate”, la variante nicaraguense si caratterizza per un aspetto più crudele nella violenza perpetrata e, soprattutto, per l’uso massiccio, più che in ogni altro contesto, di menzogne senza limiti ed immagini stereotipate basate sul rovesciamento dei fatti. 

 

Sui media i teppisti diventano “studenti pacifici”, ma non sono né studenti e tanto meno pacifici. Uccidono e bruciano, colpiscono i militanti sandinisti ma la stampa li definisce vittime della Juventud Sandinista.

 

Eppure alcune incongruenze sono palesi. Ad esempio ci si potrebbe chiedere se è credibile che la richiesta di democrazia e di difesa dei più poveri veda alla testa delle manifestazioni gli imprenditori, i latifondisti e la gerarchia ecclesiale. In quale paese si è mai visto? Ed é credibile che i sandinisti brucino le loro sedi e le loro case, i loro veicoli e le loro bandiere, che distruggano monumenti e murales dedicati agli eroi sandinisti  e che, per concludere, si sparino addosso?

 

Si è detto che il governo reprime, ma in quale altro paese la polizia per ordine del governo, in ossequio a quanto stabilito nel dialogo nazionale, resta nei commissariati e le bande delinquenziali che dovevano fermarsi sono invece all’opera, bloccando strade, uccidendo, devastando e saccheggiando? E come è possibile credere che gli studenti sono pacifici e  la polizia è repressiva quando sono ormai oltre 10 i poliziotti uccisi da colpi di arma da fuoco? Per molto meno negli USA, come in Brasile, in Perù e in Colombia l’esercito è sceso in strada ed è stato imposto il coprifuoco, ma nessuno ha parlato di dittatura.

 

In Nicaragua non c’è una rivolta popolare contro il governo, solo in 23 municipi su 153 vi sono disordini. C’è una destra che ha ritrovato la sua vena entreguista alla quale è storicamente affezionata ed ha mobilitato tutto l’antisandinismo, mai da sottovalutare per numeri ed odio. La riforma (ritirata) dell’Inss è stato l’innesco, ma le ragioni di questa esplosione di violenza risiedono nella decisione maturata tra Washington, Miami e Managua di tentare un colpo di Stato per disfarsi del governo sandinista.

 

Ha ritenuto fosse giunto il momento di approfittare della congiuntura giusta: un Dipartimento di Stato USA infarcito da Trump dei peggiori arnesi del terrorismo anticubano. L’applicazione del piano scatenato in Venezuela e nei paesi est-europei o in quelli arabi si ripete, ma ha nel Nicaragua il sordido piacere della vendetta contro i sandinisti che gli USA non riuscirono mai a sconfiggere negli anni ’80. Non a caso la destra ora corre da Ted Cruz con lingua e ginocchia in reverenza.

 

La destra ha pensato di dover usufruire dell’intervento straniero per raggiungere lo scopo: dapprima inginocchiandosi a Washington per ottenere il Nica Act, poi cercando di garantirsi l’entrata in scena di paesi terzi per provare a dare la spallata. Perché si desse questa opportunità era necessario porre il paese in emergenza; senza una condizione di guerra civile nessun paese straniero o istituzione internazionale si sarebbe mossa.

 

Per innescarla ci si è serviti di un partitino, l’MRS, che dalla sua nascita si è sempre presentato in coalizioni elettorali con l’estrema destra, ma in giro per il mondo si spaccia come partito di sinistra, ovviamente dove i sinistrati si lasciano ingannare. L’MRS è lo stato maggiore delle truppe del rancore, che dirige maras e lumpen addetti allo sfascio in cambio di dollari. Non riuscì a rubarsi il FSLN nel 1994 e prova ora a rubarsi il paese intero.

 

Ma il tentativo di scatenare una guerra civile non ha funzionato: il Presidente Ortega, che pure avrebbe potuto dare via libera alla difesa del paese e dell’integrità sandinista, ha tenuto il FSLN e le forze di sicurezza con le mani ferme. Al momento, dunque, niente guerra civile ma solo vandalismo, che attiene alla delinquenza e non alla politica.

 

L’equazione tra destra e violenza prende corpo, diviene senso comune e nemmeno l’altra grande manipolazione che vede tutti i morti degni dello stesso dolore, funzionerà per molto, perché tra le vittime e i carnefici non c’è confusione possibile.

 

Dovranno quindi tornare al tavolo debilitati, con una destra che ha visto naufragare la spallata e una Chiesa che ha perso ogni prestigio di mediatore e nel porsi alla testa della destra è stata smentita da Papa Francesco. Il negoziato dovrà essere più credibile di quello precedente, anche se l’obiettivo di entrambi è sempre stato la cacciata del sandinismo dal governo del Nicaragua e non vi saranno, all’apparenza, novità. Nel precedente negoziato si pose la rinuncia di Daniel Ortega come condizione per parlare, a metà strada tra una minaccia e una promessa, fatta senza il minimo senso del ridicolo, prima che delle proporzioni dei rapporti di forza.

 

Cosa significa, infatti, chiedere a Daniel Ortega, eletto con una maggioranza assoluta schiacciante, di lasciare il governo? Chiedere di farsi da parte a Daniel Ortega è come chiedere al Nicaragua di espungere il sandinismo dalla sua prospettiva a breve-medio termine, sebbene esso rappresenti l’opzione maggioritaria del Paese.

 

Daniel Ortega del sandinismo è leader, è anima e corpo, è memoria storica e prospettiva politica: in lui si riconosce il suo elettorato, a lui guardano le centinaia di migliaia di nicaraguensi che ne hanno scelto la leadership prima da Presidente, poi da capo dell’opposizione, quindi di nuovo da Presidente. E di fronte a chi e a cosa dovrebbe arrendersi il FSLN, che nella sua storia porta le stimmate del rifiuto della resa contro nemici di ben altro spessore?

 

Daniel e il FSLN resteranno al loro posto. Si potrà allora solo condividere un’agenda di riforme che ponga al centro un nuovo sistema di regole che tutti dovranno accettare, senza dimenticare che ogni modifica della Costituzione può essere fatta solo con il voto del Parlamento. Dunque o con questo Parlamento o con quello che scaturirà dalle prossime elezioni, la cui scadenza prevista (2021) sarà certamente oggetto di discussione, perché la destra le vorrebbe immediate per capitalizzare la spinta delle proteste.

 

Ci si arriverà forse prima della scadenza naturale ma non certo immediatamente. E lì si vedrà il limite di una destra già divisa, priva di leadership e di respiro politico; si tiene insieme solo con l’odio viscerale verso Daniel Ortega e il sandinismo, ma benché abbia riscoperto la sua dimensione di massa, abbia testato il suo ricorso alla piazza, non è in grado di costruire una proposta politica vincente.

 

Il suo sogno è ripetere quanto avvenne nel 1990, quando 14 partiti si unirono contro il FSLN e vinsero le elezioni. Ma il contesto è molto diverso. Nel 1990 si votò con la pistola alla tempia, ma non sarà più così. Il Nicaragua di oggi, diversamente che nel 1990, non viene da una guerra con 50.000 vittime e da un embargo che mette in ginocchio il paese. Non c’è l’incubo del servizio militare obbligatorio per i suoi figli, non c’è la guerra alle frontiere, non c’è la mancanza di alimenti e generi di prima necessità; abbondano le nascite, non i funerali.

 

Alle prossime elezioni la destra arriverà con la responsabilità del golpe fallito e con la ondata nichilista, con il veleno sparso nell’aria e i cadaveri in terra. Il FSLN porterà invece in dote il senso di responsabilità nazionale, il più grande programma di modernizzazione nella storia del paese e la sua ascesa a modello di sviluppo per tutta la regione centroamericana. Cosa che la destra non può vantare, essendo ancora vivo il ricordo dei drammatici 16 anni di governi liberali, che schiantarono il Nicaragua portandolo ad un livello pari a quello di Haiti.

 

Si è aperta una fase nuova in Nicaragua: è ripreso lo scontro di classe, politico, ideologico e programmatico. Si porrà quindi il recupero del ruolo del FSLN, che nell’assenza (fino ad ora) di una opposizione importante si era troppo concentrato sulla sussidiarietà dell’attività di governo e nella costruzione delle vittorie elettorali, a scapito del terreno della lotta politica e ideologica che va invece riaffrontata. Per porre ognuno al suo posto: gli statisti alla guida dello Stato, i latifondisti alle loro tenute e i pagliacci nel loro circo di ex.

Nicaragua, el engaño mediático

Risultati immagini per Nicaragua Sandinistapor Fabrizio Casari – altrenotizie.org

7jun2018.- Ni siquiera la OEA quiso prestarse al intento de golpe de Estado de Nicaragua. El mismo Secretario General, Almagro, ya había advertido que el diálogo entre las fuerzas políticas era la única forma de hacer un perfil de las reformas institucionales, incluida la electoral, y que solo a través de las elecciones se puede conquistar el gobierno del país.

Almagro también había recordado que el gobierno sandinista ciertamente no está etiquetado como una dictadura, mientras que, por el contrario, las mentiras ofrecidas por la oposición demuestran su falta de fiabilidad.

Sin embargo, junto con la violencia, las mentiras son el sello distintivo de un intento de golpe de Estado por parte de una derecha que trata de comerse el país. El cuento que brindan los medios internacionales es indecente, en Italia hay Repubblica, Corriere y Manifesto que contribuyen al falsimedia.

Nicaragua es ahora un símbolo de hipérbole, el reino de lo surreal, el laboratorio de la manipulación, de la ofensa a la lógica, de la ignorancia que quiere imponerse al sentido común. Desde el 18 de abril, la verdad es aplastada por la propaganda de la casta que usa armas y teclados para imponer su agenda.

Hay que decir que el plan proporcionado por Gene Sharp, conocido allà como golpe suave y aquí como “primaveras” o “revoluciones de color”, en la variante nicaragüense se caracteriza por una apariencia más cruel en la violencia perpetrada y, sobre todo, por el uso masivo, más que en cualquier otro contexto, de mentiras sin límites e imágenes estereotipadas basadas en la inversión de los hechos.

En los medios, los matones se convierten en “estudiantes pacíficos”, pero no son ni estudiantes ni siquiera pacíficos. Matan y arden, golpean a los militantes sandinistas, pero la prensa los define como “víctimas” de la Juventud Sandinista.

Sin embargo, algunas inconsistencias son obvias. Por ejemplo, uno podría preguntarse si es creíble que la demanda de democracia y la defensa de los más pobres vea a los empresarios, los terratenientes y la jerarquía eclesial a la cabeza de las manifestaciones. ¿En qué país has visto esto alguna vez?

Y otra: ¿es creíble que los sandinistas quemen sus casas y sus casas partidistas, sus vehículos y sus banderas, que destruyen monumentos y murales dedicados a los héroes sandinistas y que, para concluir, se pegan un tiro?

Se ha dicho que el gobierno reprime, pero en qué otro país la policía por orden del gobierno, de acuerdo con lo establecido en el diálogo nacional, permanece acuartelada mientra las bandas delincuentes que tenian que parar están en cambio bloqueando carreteras, matando, devastando y saqueando? ¿Y cómo es posible creer que los estudiantes son pacíficos y la policía es represiva cuando ya hay más de 10 policías muertos por disparos? Por mucho menos en los EE. UU., como en Brasil, Perú y Colombia, el ejército salió a la calle y se impuso el toque de queda, pero nadie habló de dictadura.

En Nicaragua no existe un levantamiento popular contra el gobierno, solo en 23 municipios de 153 hay disturbios. Hay una derecha que ha redescubierto su pasiòn entreguista a la cual es históricamente adicta y ha movilizado todo el antisandinismo, que nunca debe ser subestimado por el número y el odio que emana. La reforma (retirada) del INSS fue el detonante, pero las razones de esta explosión de violencia residen en la decisión tomada entre Washington, Miami y Managua de intentar un golpe de Estado para deshacerse del gobierno sandinista.

Sintió la derecha que era hora de aprovechar la situación, con un Departamento de Estado de los EE.UU. repleto de las peores subjectos del terrorismo anticubano. Se repite la aplicación del plan ya visto en Venezuela y en los países de Europa del Este o arabes, pero en Nicaragua se brinda con el sórdido placer de la venganza contra los Sandinistas, que Estados Unidos nunca lograron derrotar en la historia.

La derecha ha decidido aprovechar la posible intervención extranjera para lograr el propósito: se arrodillò primero en Washington para obtener el Nica Act, luego tratò de asegurar la entrada a la escena de terceros países para tratar de dar el empujón. Para darse esta oportunidad, fue necesario ubicar al país en una emergencia; sin una condición de guerra civil, ningún país extranjero o institución internacional se habría movido.

Para activarlo utilizaron un pequeño partido, el MRS, que siempre se ha presentado en coaliciones electorales con la extrema derecha, pero en todo el mundo se hace pasar por un partido de izquierda, obviamente donde los izquierdistas se hacen engañar. MRS es el estado mayor de las tropas de rancor, que dirige maras y lumpen encargado del terror a cambio de dólares. No pudo robar el FSLN en 1994 y ahora intenta robarse todo el país.

Pero el intento de desencadenar una guerra civil no funcionó: el presidente Ortega, que podría haber dado rienda suelta a la defensa del país y a la integridad de los sandinistas, mantuvo al FSLN y las fuerzas de seguridad con manos firmes en la paz. Por el momento, por lo tanto, no hay guerra civil sino solo vandalismo, que se relaciona con la delincuencia y no con la política. La ecuación entre la derecha y la violencia toma forma, se convierte en sentido común y ni siquiera la otra gran manipulación que ve a todos los muertos dignos del mismo dolor, funcionará durante mucho tiempo, porque entre las víctimas y los perpetradores a lo largo no hay confusión posible.

Derecha y Iglesia beran entonces volver a la mesa debilitados, una con el hombro destrozado y otra que ha perdido su prestigio como mediador poniendose a la cabeza de la derecha, por lo cual ha sido desmentida por Papa Francisco. La negociación deberà ser más creíble que la anterior, aun si el objetivo de ambos siempre ha sido la expulsión del sandinismo por parte del gobierno nicaragüense y no habrá, en apariencia, novedades. En la negociación anterior, se les pidiò a Daniel Ortega de darse por vencido como una condición para hablar, sin el más mínimo sentido del ridículo, aun solo ante las proporciones del equilibrio de poder.

¿Qué significa, de hecho, pedirle a Daniel Ortega, elegido por abrumadora mayoría absoluta, que abandone el gobierno? Pedirle a Daniel Ortega que se aparte es como pedirle a Nicaragua que expulse al sandinismo de su perspectiva politica, aunque representa la opción mayoritaria del país.

Daniel Ortega, ademàs que el lider, es cuerpo y el alma de los sandinistas, es su memoria histórica y perspectiva política: en él se reconoce su electorado, a el se apegaron los cientos de miles de nicaragüenses que lo han elegido primero a Presidente, luego como líder de la oposición, luego otra vez como Presidente. ¿Y frente a quién y qué debe rendirse el FSLN, que en su historia trae el estigma del rechazo de la rendición a enemigos de bien diferente espesor?

Daniel y el FSLN permanecerán en su lugar. Solo entonces se podrà compartir una agenda de reformas que pone un nuevo sistema de reglas que todos deberan aceptar, sin olvidar que cualquier cambio a la Constitución solo puede hacerse con el voto del Parlamento. Entonces, o con este Parlamento o con lo que resultará de las próximas elecciones, cuyo plazo previsto (2021) sin duda será el tema de discusión, porque la derecha quisiera aprovecharan el impulso de las protestas.

La legislatura quizà no llegará a la expiración natural, pero ciertamente no se votarà de inmediato. Y cuando serà, allí se verá el límite de una derecha ya dividida, sin liderazgo y aliento político; se mantienen unidos sólo con el odio visceral en contra de Daniel Ortega y de los sandinistas, pero el odio no es un programa politico y aunque ha vuelto a descubrir su tamaño importante, ha probado el uso de la plaza, no es capaz de construir una propuesta de política ganadora.

Su sueño es repetir lo que sucedió en 1990, cuando 14 partidos se unieron al FSLN y ganaron las elecciones. Pero el contexto es muy diferente. En 1990 el pueblo votó con el arma en su sien, pero no será así. La Nicaragua actual, a diferencia de 1990, no proviene de una guerra con 50,000 víctimas y un embargo que mata al país. No existe la pesadilla del servicio militar obligatorio para sus hijos, no hay guerra en las fronteras, no faltan alimentos y necesidades básicas; abundan los nacimientos, no los funerales.

En las próximas elecciones, la derecha vendrá con la responsabilidad del golpe fallido y con la ola nihilista, con el veneno extendido en el aire y los cadáveres en el suelo. El FSLN traerá consigo el sentido de la responsabilidad nacional, el mayor programa de modernización en la historia del país y su ascenso a un modelo de desarrollo equitativo. Lo que la derecha no puede jactarse, estando todavía vivo el recuerdo de los dramáticos 16 años de gobiernos liberales, que colapsaron a Nicaragua llevándola a un nivel de pobreza igual al de Haití.

Una nueva fase ha comenzado en Nicaragua: volviò el conflicto de clase, el choque político, ideológico y programático se ha reanudado. A continuación, tendrá lugar la recuperación de la función del FSLN, que en ausencia (hasta ahora) de una oposición importante fue tal vez demasiado centrado en la subsidiariedad de la actividad gubernamental y a la construcción de las victorias electorales a expensas de la lucha política e ideológica, que ahora se vuelve a abordar. Para poner a todos en su lugar: los estadistas al frente del Estado, los terratenientes en sus propiedades y los payasos en su circo de ex.

 

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