por Julio Escalona*
Durante años ha predominado en Venezuela la contradicción entre campo y ciudad, con un campo “atrasado”, la ciudad símbolo de “progreso”, que explota al campo apropiándose de parte del excedente creado en él y la consecuente emigración a la ciudad.
Con las comunas va surgiendo una tendencia de la gente a recuperar el amor por la tierra, la siembra, los valores campesinos y un intercambio justo entre campo y ciudad. Se va restableciendo la interdependencia, la complementariedad y la solidaridad entre campo y ciudad, que va surgiendo en la medida que vamos cuestionando las relaciones capitalistas de producción y pueda ir renaciendo la solidaridad como valor que vaya superando la explotación y reviviendo la cooperación que haga posible un ser humano que se reconozca no simplemente como obrero generador de plusvalía.
Mujeres y hombres reivindicando el espíritu comunal y la obra y pensamiento de Chávez, rompiendo con la fractura entre campo y ciudad impuesta por el capital, tocando puertas del sector industrial, agroindustrial, de servicios, etc. dejando de ser trabajadores generadores de plusvalía, convirtiéndose en sujeto político transformador de las relaciones de producción.
En 1934 se dio un debate entre Alberto Adriani, agricultor y economista, y Vicente Lecuna, banquero asociado a la importación. Sostenía Adriani, que nuestra moneda, el bolívar, estaba sobrevaluada, lo que favorecía las importaciones y afectaba las exportaciones agropecuarias. Vicente Lecuna, banquero, se oponía a la devaluación pues provocaba efectos contrarios, encareciendo las importaciones y favoreciendo las exportaciones agropecuarias. En ese debate, que legitimó la sobrevaluación, se firmó el futuro de Venezuela.
Es clave que las comunas no sean dependientes del Estado. La comuna Pío Tamayo, de Lara, resolvió el financiamiento con créditos de la comunidad pagando por adelantado la producción futura. Es esencial crear conciencia sobre la importancia de la independencia financiera.
Las comunas y la constituyente seguramente están en la mesa de negociaciones. Son instrumentos que la derecha ha tratado de destruir. Son conversables para aclarar, complementar. No para negarlos. Al pueblo le ha costado desarrollarlos. Sólo en un debate libre con él se pueden tomar decisiones esenciales.
* Constituyente de la ANC